domingo, 30 de diciembre de 2007
sábado, 29 de diciembre de 2007
Del proceso de enamorarse
viernes, 28 de diciembre de 2007
¿Quién conquista a quién?
miércoles, 26 de diciembre de 2007
De los recuerdos
martes, 25 de diciembre de 2007
Amor = libertad
Pero entonces pensó: "Talvez quiera conocer algunas montañas distantes" y la mujer tuvo miedo. Miedo de no volver a sentir nunca más aquello con otro pájaro. Y sintió envidia, envidia de la capacidad de volar del pájaro.
Y se sintió sola.
Y pensó: "Voy a aponer una trampa. La próxima vez que el pájaron venga, no volverá a marcharse".
El pájaro, que TAMBIÉN ESTABA ENAMORADO, volvió al día siguiente, cayó en la trampa y fue encerrado en la jaula.
Todos los días ella miraba al pájaro. Allí estaba el objeto de su pasión, y se lo enseñaba a sus amigas, que comentaban: "eres una persona que lo tiene todo". Sin embargo, empezó a producirse una extraña transformación: como tenía al pájaro, y ya no tenía que conquistarlo, fue perdiendo el interés. El pájaro, sin poder volar ni expresar el sentido de su vida, se fue consumiendo, perdiendo el brillo, se puso feo, y ella ya no le prestaba atención, excepto para alimentarlo y limpiar la jaula.
Un buen día, el pájaro murió. Ella se puso muy triste, y no dejaba de pensar en él. Pero no recordaba la jaula, recordaba sólo el día que lo había visto por primera vez, volando contento entre las nubes.
Si profundizase en sí misma, descubriría que aquello que la emocionaba tanta del pájaro era SU LIBERTAD, la energía de las alas en movimiento, no su cuerpo físico.
Sin el pájaro, su vida también perdió sentido, y la muerte vino a llamar a su puerta: "¿Por qué has venido?", le preguntó a la muerte.
"Para que puedas volar de nuevo con él por el cielo", respondió la muerte. Si lo hubieses dejado partir y volver siempre, lo admirarías y lo amarías todavía más; sin embargo, ahora necesitas de mí para poder encontrarlo de nuevo"
Extracto de Once Minutos, Paulo Coelho.
lunes, 24 de diciembre de 2007
Bitácora de un amor (segunda parte ¿y final?)
No sé cuánto dure, y ha dejado de importarme. Cuando te tengo (que es mientras te hablo, porque sé que eres completamente mía, porque no te interesa algo más) sé que algo está pasando, y además, que es algo bueno. Me emociona saber que un hombre y una mujer, ajenos, que nunca compartirán sangre, se encontraron y se aman y se gustan. Me emociona saber que eres tú y que soy yo. Que eres tú y no alguien más, que soy yo y no otro. Algo pasa en mí cuando pienso en estos pequeños detalles, me emociona saber que naciste en otro lado, y nos encontramos, me fascina pensar que no es casualidad, sino que es un atrevimiento cósmico del universo para unirnos, al menos para sonreír, para compartir un buen momento de amor. Me gusta saber que he empezado a escribir pensando en tí, me gusta saber que no puedo dejar de hacerlo, y que a lo mejor es sólo una excusa porque

Hoy la ví
Cualquier excusa
miércoles, 19 de diciembre de 2007
Bítácora de un amor (Primera parte ¿y final?)


No, hoy no hay alguien más. Tú me gustas para mí. Me sigue pareciendo un milagro que un hombre y una mujer se busquen, se encuentren, se amen, se ilusionen, se gusten. El amor va más allá de gustos personales, es algo profundo, algo íntimo. No es pensar en la soledad y evitarla a toda costa. Es verdaderamente pureza.
El amor imposible, ¿cómo hacerlo posible?

¿Qué es estar enamorado?
Obituario (Parte uno)


Sin título
martes, 18 de diciembre de 2007
Del amor
domingo, 16 de diciembre de 2007
Otra vez, del amor
martes, 11 de diciembre de 2007
Preguntas de amor (excusas de amor)
lunes, 10 de diciembre de 2007
De la nostalgia y "esos días"
miércoles, 5 de diciembre de 2007
Convención de los heridos de amor
Convención de los heridos de amor.
Por: Paulo Coelho
Disposiciones generales:
A – Considerando que el dicho de que “en el amor y en la guerra todo vale” es completamente verdadero;
B – Considerando que en lo relativo a la guerra contamos con la Convención de Ginebra, adoptada el 22 de agosto de 1864, que determina cómo debe tratarse a los heridos en el campo de batalla, mientras que hasta hoy no se ha promulgado ningún documento que regule la situación de los heridos de amor, muy superiores en número;
Se decreta que:
Art. 1 – todos los amantes, independientemente de cuál sea su sexo, quedan advertidos de que el amor, además de ser una bendición, también es algo extremadamente peligroso, imprevisible, que puede acarrear serios daños. Por lo tanto, quien tenga la intención de amar, debe ser consciente de que está exponiendo su cuerpo y su alma a heridas de muy diferentes tipos, sin poder culpar por ello a su pareja en ningún momento, puesto que ambos corren el mismo riesgo.
Art. 2 – Una vez alcanzado por una flecha del arco ciego de Cupido, debe solicitarse inmediatamente al arquero que dispare la misma flecha en la dirección opuesta, con el objeto de no sufrir la herida conocida como “amor no correspondido”. En el caso de que Cupido se niegue a hacerlo, la Convención que en estos momentos se promulga exige del herido que de manera inmediata se arranque la flecha del corazón y la tire a la basura. Para llevar esto a buen puerto, debe evitar llamadas telefónicas, mensajes de correo electrónico, envíos de flores (siempre rechazadas), o cualquier otra forma de seducción, pues semejantes medios, si bien pueden dar algún resultado positivo a corto plazo, no resisten el paso del tiempo. La Convención decreta asimismo que el herido debe buscar sin falta la compañía de otras personas, así como debe imponerse al pens! amiento obsesivo que le dice “vale la pena luchar por esta persona”.
Art. 3 – En el caso de que la herida provenga de un tercero, es decir, que el ser amado se sienta atraído por alguien que no estaba a priori en el guión, queda expresamente prohibida la venganza. En este caso, se permite el uso de lágrimas hasta que los ojos se sequen, así como algunos puñetazos en la pared o en la almohada, o reuniones con amigos donde poder insultar a gusto al antiguo(a) compañero(a), incidiendo en su perfecta falta de gusto, pero sin llegar a difamar su honra. La Convención determina que también se aplique en este caso la regla del Art. 2 que mueve a buscar la compañía de otras amistades, sólo que evitando en la medida de lo posible los lugares que la otra persona frecuenta.
Art. 4 – En lesiones leves, clasificadas aquí como pequeñas traiciones, pasiones fulminantes que no duran mucho, o desinterés sexual pasajero, debe aplicarse con generosidad y rapidez el medicamento llamado Perdón. Una vez aplicada tal medicina, no se debe volver atrás bajo ninguna circunstancia, y el asunto debe ser definitivamente olvidado, no utilizándolo jamás como argumento en una discusión o en momento de odio.
Art. 5 – En todas las heridas definitivas, también conocidas como “rupturas”, el único medicamento que tiene algún efecto se llama Tiempo. De nada sirve buscar consuelo en cartomantes (que siempre prometen el regreso del amor perdido), leer libros románticos (que siempre acaban bien), engancharse a una telenovela o cosas por el estilo. Se debe sufrir con intensidad, evitando radicalmente las drogas, los calmantes o las oraciones a los santos. En cuanto al alcohol, sólo serán permitidos dos vasos de vino diarios.
Consideraciones finales: los heridos por el amor, al contrario de los heridos en conflictos armados, no son víctimas ni verdugos. Optaron por algo que forma parte de la vida, y deben asumir, por consiguiente, la agonía y el éxtasis de su elección.
Y los que jamás fueron heridos por el amor, nunca podrán decir: “he vivido”. Porque no vivieron.
lunes, 3 de diciembre de 2007
¿Un hombre y una mujer pueden ser amigos sin correr el "riesgo" que uno de los dos se enamore?

Ahora, ¿cómo hacer para tener amigos reales del sexo opuesto?, ¿cómo sé cuándo es un interés real y puro y no le gusto?