jueves, 31 de marzo de 2011

Yaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!

Estoy cansado, sentado frente a la computadora, harto de verla.  Pero quise pasar por su blog, el de ustedes, el mío.

Pienso que la vida es especial.  Pienso en los amores clandestinos.  Aquellos primeros amores que tuviste a escondidas de todos, inclusive de tus mejores amigos, aquellos amores que no se dicen, sólo se saben, se sienten.

Por aquellos años adolescentes, donde juras que serías feliz el resto de tu vida con esa persona que no conoces.

Razonas casi nada y eres feliz así.

Ojalá la gente comprendiera la libertad del amor.  Ese amor que no censura, que no condena, que no atrapa, ese amor que no te hace poseer a nadie ni ser poseído por ninguna persona.

Amar es la libertad.

Es tener libertad de amar a cualquiera.  Es amar cuando quieras y dejar de amar si quieres.



Ya.


Hoy alguien me dijo que, como dice la canción, "no sabe si mañana nos amaremos o nos odiaremos".  Ella lo sabe, que se deje de cuentos.  No, la verdad es que no se sabe, la gente cambia, las personas están y luego dejan de estar.

Pensar menos (mentira).

Pensar más, disfrutar más. Dejar la cárcel del amor.  Añorar la libertad de poder amar a una persona, sin presiones, con el placer que provoca la mera gana de hacerlo.

jueves, 24 de marzo de 2011

Del diario de María, cuando tenía diecisiete años

Esto dice en la página treinta del libro Once Minutos de Paulo Coelho:

Del diario de María, cuando tenía diecisiete años:

Mi objetivo es comprender el amor.  Sé que estaba viva cuando amé, y sé que todo lo que tengo ahora, por más interesante que pueda parecer, no me entusiasma.

Pero el amor es terrible: he visto a mis amigas sufrir, y no quiero que eso me suceda a mí.  Ellas, que antes se reían de mí y de mi inocencia, ahora me preguntan cómo consigo dominar a los hombres tan bien.  Sonrío y callo, porque sé que el remedio es peor que el propio dolor: simplemente no me enamoro.  Cada día que pasa veo con más claridad qué frágiles son los hombres, inconstantes, inseguros, sorprendentes...algunos padres de estas amigas llegaron a hacerme proposiciones, yo las rechacé.  Antes, me sorprendía; ahora creo que forma parte de la naturaleza masculina.

Aunque mi objetivo sea comprender el amor, y aunque sufra por culpa de las personas a las que entregué mi corazón, veo que aquellas que tocaron mi alma no consiguieron despertar mi cuerpo, y aquellos que tocaron mi cuerpo no consiguieron llegar a mi alma.



Post data.  Qué simpática te veías leyéndolo mientras fingía hablar por teléfono.  Es broma, no fingía, hablaba con mi papá sobre un asunto estrictamente periodístico.

Inconquistable (de los corazones de piedra)

Me inventaré una historia en este momento.

Ella escondía lo que era detrás de toda su apariencia, su sonrisa forzada y motivada por ideas interesantes sobre "estar bien siempre".  Se automotivaba.

Ya no seguiré con la historia, me arrepentí.

Mejor diré algo.  Hay mujeres que parecen imposibles de conquistar, y resultan no ser inconquistables.  Hay otras que parecen ser tan perfectas, que conquistarlas es cosa de tiempo, pero tienen corazón de piedra.

Cómo conquistar (como si conquistar fuera la meta final.  Mis queridos, conquistar, enamorar a una mujer NO ES EL OBJETIVO.  El objetivo es bendecir su vida)  a una mujer que recibe flores, detalles, peluches (nunca faltan), chocolates (afrodisiacos), cartas (por cualesquiera de las vías), llamadas inesperadas, mensajes de texto.  Cómo hacer si otros han utilizado métodos de ese tipo.  Qué decirle a una mujer acostumbrada a los piropos y a sentirse necesitada?

Rewind.

A ellas les gusta sentirse deseadas, sobre todo a aquellas que dicen que no.  Es un placer natural, humano, especialmente en ellas.


Cómo conquistarle entonces.



Yo qué sé.  Y no me importa.  Uno nunca forza aquello que se da tan naturalmente.  Uno sólo sonríe y su sonrisa le gusta; uno solo habla y aquello que dice, le atrae.  Uno sólo escribe y aquello que escribe le parece acertado.  Uno sólo es y ser uno mismo resulta ser irresistiblemente agradable.


Estoy cansado

Encuentro mi corazón un poco cansado.  La mitad de latir (no estoy viejo, sólo cansado para eso hace falta: descansar) y la otra mitad de sentir.

Entre mi latir y mi sentir se encuentra un espacio mínimo.  Quizás el espacio no es espacio como tal, sino una simple división que debe existir para que haya diferencia.

Me toma tiempo comprender cómo funcionan los corazones y las mentes ajenas.  A veces quisiera simplemente compartir el corazón - no en el estricto sentido romántico, sino relacional - con otra persona.  Sólo quisiera ir a un lugar, equis, y tenerle ahí, indefectiblemente.  Hacer lo que quiera.  Verla, decirle aquellas cosas que quiero decirle porque eso pienso.  Hablar sobre política si me da la gana, hablar de sexo si quiero, o decirle de la religión, aquellas cosas que me carcomen.

Me gustaría caminar, estar en alguna montaña alta, verle, sólo, sin explicar algo.  Sin excusarme, sin el desgraciado sentimiento de posesión sobre la otra persona.  Que la libertad exista, de odiarle o de amarle.

No necesito una musa, como me dijo alguien.  Ni siquiera necesito una excusa.

El amor es en esencia: tener la libertad de amar a cualquiera, y decidir amar a la misma persona, cada día.

Quisiera tomar café con ella.  Reformulo: quisiera beber chocolate viendo el lago de Atitlán, desde Panajachel, en Sololá.

Me gustaría escuchar jazz al tiempo que los multicolores indígenas pasan, ofrecen productos que venden también en la zona uno de la ciudad de Guatemala, pero que allá por alguna razón parecen ser más típicos.

Me gustaría después escuchar sonidos típicos, luego escuchar el silencio.  Quisiera esperar que anochezca, sin tener ninguna pena por la cosa que pasará si despierto tarde.  Desearía tener esa compañía, pero no la compañía que acompaña el cuerpo, sino la compañía que acompaña al alma.

No necesito una mujer para darle un beso, tomarle la mano o para entrar y salir de su cuerpo; tal vez sólo quiero un ser humano extraordinario.  Y conozco seres humanos extaordinarios.  La mayoría de ellos, fríos como el hielo, pero con una luz que ni ellos mismos ven y lo confunden con su carácter egocéntrico, frívolo, con esa desgraciada incapacidad de sentir; diré más aún: no tienen incapacidad de sentir, tienen incapacidad de expresar aquello que sienten, pero que está ahí.  No está ahí tan apasionadamente como en la gente cursilesca, no está ahí tan al borde de la vista como en aquellos que dedican poemas, escriben cartas y regalan flores, pero está.  Está escondido, encerrado.

Y  yo.  Sólo estoy un poco cansado.  No desilusionado, aunque al borde.  Estoy feliz, pero consciente de que la vida nunca pudo ser mejor ni peor.  La vida es cada vez, eso es todo.

Me divierte soliloquiar como en este caso.  Me gusta, me fascina que la gente me sonría sin razón.  Me entretiene que las personas se tomen el tiempo de querer descubrirme.

Quiero ser aquello que soñaste sin dejar de ser lo que yo siempre soñé ser.

Quiero decir lo que nunca dije y sentir, aunque sea la mitad de lo que se siente cuando todo empieza a suceder adentro de ti y viene de afuera.

Ya sé que no has vivido la experiencia de no soportar vivir sin la otra persona, no concebir tu día sin leer algo que te lleve a él o a ella, no soportar expresarle lo que te provoca: que te gusta, que te agrada, que le quieres, que le amas o que ocasionalmente le odias.

Amar es también haber odiado a esa misma persona algunas veces.  Es tener razones, todas, suficientes, para odiarle, pero aún así amarle.

Amar es tener argumentos válidos para odiar, pero de todas formas amarle.  Y no digo que quieras odiarle sólo porque sí; amar es dar, aún sin recibir.

La persona que esté dispuesta a proteger los sentimientos ajenos, aún sobre los suyos, encontró aquello que la gente busca en canciones, en letras y en tanto lugar: amor.

La persona que esté en la disposición de trabajar para que otro coma, ama.  El que está dispuesto a destaparse, para que otro se tape, ama.  Y en definitiva aquel que pone el bien ajeno, pese al suyo, aprendió a amar.


Estoy cansado.  Nomás tantito.  Pero estoy hartamente feliz.

Hoy estoy feliz, me encuentro a mí mismo feliz.  Feliz porque la muchosidad me abriga.

Feliz porque sí.  Sólo porque sí.



Post data.  Mucho gusto.

miércoles, 23 de marzo de 2011

Admisión número uno

Estaba ya descansando, me cepillé los dientes y me decidí, ya que vi la computadora de mi hermano encendida, a escribir algo que siento.

Mi primera admisión.

Cuando la vi entrar a través de la puerta de cristal, mientras yo leía un libro de la manipulación de Televisa en México, como ponen y quitan presidentes del país mexicano, me sorprendí.  Me sorprendí porque esperaba a alguien diferente.  No precisamente de alguna u otra forma, sólo diferente.

Esencialmente esperaba a alguien fea.  Resultó no ser fea, sino ser visualmente agradable, bonita; su sonrisa me pareció interesante, su cabello bien ordenado, la forma de vestir bastante correcta (aclaro que lo que para mí es correcto sí es subjetivo, especialmente en ropa; acá sí tiene razón de ser el relativismo además).  Esto pasó el 28 de enero.


Me pareció bonita.  Pensé que nunca la volvería a ver.

Pero sí, la volví a ver, tres días después.

Entrada 704 y de mis días

No sé por qué tengo mis días difíciles.

Estoy feliz, debería estarlo.  Es que no tengo motivos para la tristeza, seguramente ya se me pasará.

Al final de la tarde creo que mi estado de ánimo empieza a ponerse robusto, medio saludable.

Pienso que estoy mejor, simplemente.

Mis días difíciles vienen y usualmente no avisan, ni tampoco mencionan cuándo se irán.


Esta misma tarde una mujer, la misma de ayer, tuvo a bien hacerme compañía, al menos virtualmente y logró dominar la bestia extraña que hay adentro de mí para estas circunstancias.


Diré aquello que pasó por mi mente mientras comía una lasagna a un costado de la biblioteca de la universidad más importante de mi país, ayer.

No, mejor no lo diré.

El punto es que sólo espero, mi querida, que no te aburras de mí.  Prometo regresar a la normalidad y que la cosa aquella que viste, que pensaste y que pasó en ti al principio, se mantenga.

Ya tú sabes.  Ilumina tu día, sonríe.  Gracias por las cinco de ayer.




De la clase de hombre que soy

La clase de hombre que soy o en la que me han convertido.

Ayer tuve la oportunidad de compartir la tarde entera con un ser humano valioso, especial, que a pesar que podría haberse quejado de lo ingrato y dispar de la vida, prefirió usar los recursos a su favor y de lo pequeño, hacer algo grande.

Busco afuera de mí, algo que se perdió adentro.  Aquella cosa que nadie te quita, que nadie ve pero que todos perciben.

No culpo a ninguno por ése extravío, ni siquiera a mí para no sentirme mal y porque sé que no soy del todo culpable.

Qué clase de hombre soy? del tipo de hombre que escribe, que sonríe, que le huye a lastimar el corazón de la gente con la que se junta, a exaltar a las personas, por el hecho simple de ser personas.

Pero a la clase de hombres como yo constantemente se nos achaca, se nos apaga.  O tal vez nos apagamos solos.

Dicen que yo me victimizo constantemente.  NO lo sé.  No lo creo.  Y no me importa.

Soy yo, simplemente.

lunes, 21 de marzo de 2011

De cuando nos empezamos a ilusionar

Te ilusionas, te ilusionas más, te enamoras.  Quizás no es la forma más científica de describir el proceso de enamoramiento.  Qué me importa.

Cuando nos empezamos a ilusionar varias cosas suceden adentro de nosotros, sigue las señales:

Idealizas a la persona.  Le atribuyes cualidades que no sabes si tiene, los defectos los minimizas.  En realidad, te mueres por verle, hablarle, te desesperas un poco y cada vez más, por compartir tiempo a su lado.

Algo curioso: aquellas cosas que sí son "puntos en contra" de él o ella, los ves como "superables" o "aguantables".  Maximizas sus virtudes.  Si sabe cantar, presumes con tus amigos que "el nuevo" o "la nueva" candidata es cantante.  Si sabe bailar, lo presumes; si sabe escribir, destilas esa cualidad por todos lados.

Algo más: le cuentas a tus amig@s de él.  Pero, lo cuentas con mucho entusiasmo, entusiasmo que ellos notan y que más de alguno o alguna te lo dirá.  Te hará ver que te estás ilusionando, tú sonreirás.  Pedirás, como chiquill@ que te molesten con esa persona, y en términos generales, esa nueva persona empieza a consumir parte importante de tu tiempo.  NO hablo precisamente de tiempo presencial, sino que, a partir de entonces, dedicas pensamientos a él o a ella.

Cuando empiezas a ilusionarte, inevitablemente recuerdas relaciones anteriores, casi al borde de la comparación.
Continúo luego.

Tips para conquistar (esta vez sí)

Esta semana, pasé, otra vez con doble intención, sobre la novena avenida y novena calle de la zona uno, el sábado.  Ésta vez a las 17:22 horas.

Ahora pasé corriendo porque, para ser honesto, me dio pena que aún me recordaran por mi extraño comportamiento hacía una semana.

Me subí al bus, me fui.  Me dormí, creo, o algo así.  Eso sólo quería anotarlo, para no olvidarlo.

Entrando en materia.

El post que más visitas genera al blog (unas cien diarias) es porque la gente busca saber cómo saber si alguien les ama.  Y otros, quieren saber cómo conquistar a alguien.

Yo no sé cómo hacer eso, no soy experto ni hay manuales, y los que hay, son falsos, claro.


Pero, diré un tip.  O algo así.

Creo que lo primero que debes hacer es ocupar su mente.  Trasládate a la mente de la chica o el chico, haz que piense en ti.  NO importa cómo ni qué.  Sólo provoca que piense en ti.

Despiértale de madrugada con una llamada, un mensaje o algo similar.  Pregúntale cosas que nadie preguntaría (sin ser odiosamente entrometido) y permanece con ella todo el tiempo.  No digo que seas necio y que ya no le dejes respirar.  Digo que te las ingenies.

En realida trato de despertar la creatividad.  Lo que te funciona a ti, quizás no me funcione a mí, porque no tengo la gracia para hacerlo o porque la otra persona es diferente.

Okay.  NO más.  Me incómoda un poco hacer esto, jajaja, es que no creo que haya formas.  Relájate, disfruta, deja de razonar y conoce a la otra persona.  Eso es.  Sé natural.


martes, 15 de marzo de 2011

Adiós

No quiero lastimar tu corazón.  No quiero afectar tu alma.  Lo último que quisiera que pasara es que salieras lastimada.

No sé por qué las cosas terminan, pero como en toda historia hay un final, en la nuestra ha llegado.  Y el final no es "y fueron felices para siempre".

Hollywood y Disney, empecinados en decirnos que ser feliz es casarse, dar besos que despierten de su letargo a mujeres, trepar castillos de su cabellera (eso debe doler) y demás fantasías, nos ha mentido demasiado.

El primer culpable de la gran fábrica de ilusiones, son esas cosas que vemos en los cines.  Nadie besa a nadie a la mañana siguiente sin al menos cepillarse los dientes.  Nadie pasa su vida en la cama y más preocupado en cualquier cosa que en trabajar o hacer algo productivo.  En las vidas reales, las personas trabajamos más y tenemos menos tiempo para hacer esos viajes costosos donde milagrosamente conocemos al amor de nuestra vida.

Hoy, con la necesidad de no dañarte, decidí decirte adiós.

No permitiré por ningún motivo tocar tu alma de manera negativa.

No quiero dañar a alguien sólo porque mi inestabilidad y mis cosas raras son así.  No quiero tampoco que pienses cosas malas.

No mereces subirte a la montaña rusa de mis emociones.  Es peligroso.

No quiero que te enamores y luego sentirte usada porque yo no me enamoré, no soy de los que se enamora, soy odiosamente exigente.


Post data.  Éste y los anteriores posts no van dedicados a nadie, favor no darse por aludida.

De lo que sucede adentro de ti

Adentro de ti, la soledad (revolucionario por naturaleza) se alió con tus sentimientos y ambos están haciendo una protesta.

Tu soledad, aquella cosa que experimentas cada tarde-noche al llegar a casa, sentirte sola, vacía, sin el vaivén y corre-corre que alguna vez tuviste, y tus sentimientos, que han deseado sentirse amada, pero sobre todo, protegida y segura, han decidido hacer una revuelta histórica.

Estás desconfiada, pero por alguna extraña y curiosa razón, también estás dispuesta, por primera vez en tu vida, a hacer aquello que jamás hiciste, a entregar aquello que jamás entregaste, a decir las cosas que nunca dijiste.  Estás convencida casi con total certeza de que yo no te haría daño por ningún motivo.

Reconozco en ti la mirada de cuando la ilusión se apodera de la persona que desea amar.

Conozco con precisión cada movimiento que haces, sé que quieres gustarme.  No necesitas esforzarte.

Me fascina el puño de inseguridades que eres.  Me divierte la cosa maravillosamente diferente al resto de la gente que intentas ser.  Amo la intención inconsciente de destacar que hay en ti, pero que resulta ser timidez y por momentos frialdad despiadada.

Haz engañado al mundo con tu forma de ser, con excepción mía.

Lo que sucede adentro de ti es que te estás impacientando mucho por mí.  Lo que sucede adentro de ti es que aún hay dicotomías que estás aclarando.

La cosa que pasa adentro es que no sabes si mostrarte "difícil" como son las mujeres o ser sin rodeos, ir con la cara al sol.

Olvidate de esas cosas.

Piensa en la otra vida.


Por cierto.  No sé quién eres.

Quizás seas yo mismo.

Carta de un amor no correspondido

Amada:

Por este medio decidí comunicarte desde lo más profundo de mi corazón, con los sentimientos que me afloran, una lágrima rodando sobre mi mejilla y después de varias horas de discutir conmigo mismo, lo que he llegado a comprender.

Comprendí que sin importar cómo o cuánto te ame, tú nunca me corresponderás.  Logré entender que mi amor, a pesar de la intensidad y la cantidad que tengo hacia ti, hacia tu alma, tu corazón y tu ser integral, no te importa; ni te conmueve ni te interesa.

No todo ha sido tan malo.  Gracias a ti comprendí qué siente aquel que ve a la mujer que más ha amado sobre este planeta, con otro.  Ahora sé la cosa punzante que se siente en el corazón cuando descubres que poco a poco me estás cambiando por alguien más.  Sé la desgracia y el sabor amargo que se siente cuando ves al amor de tu vida sonriendo al recibir una llamada extraña y un mensaje sospechoso.

He comprendido también que nunca te dejaré de amar.  Que me duele profundamente el amor que te siento; pero también sé que, inexplicablemente, me alegra verte feliz, aunque no sea conmigo.

Desconozco la cosa que hay qué hacer para llegar a tu corazón.  Tal vez nada, el idiota del que te enamoraste, que después te dejó por tu mejor amiga, no hizo ninguna cosa, sólo se peinaba de forma rara y usaba atuendos con los que, según tú, se veía "a la moda".

No me amas y seguramente nunca me amarás.  Yo te amo y quizás nunca deje de amarte.



La diferencia entre tú y yo.  Es que yo soy feliz, porque aunque no soy correspondido, te amo.  Tú en cambio, por la incapacidad de amar, jamás disfrutarás de aquello que sólo un selecto grupo de personas tenemos, la pasión y la necesidad de querer estar con alguien.







domingo, 13 de marzo de 2011

De los mensajes.

Me sentaré a comer poporopos con extra mantequilla y extra queso.  Beberé agua pura (porque la Coca - Cola sólo me gusta a veces) y disfrutaré.

Me sentaré, probaré los poporopos (por korn, en otros países) y aprenderé.

El proceso es bonito.

Esta semana alguien me dijo "tiempo al tiempo" o algo así.  Y pienso que le entendí.

Por primera vez en mi vida, recibí un mensaje de esa persona el seis de marzo de dos mil once, a las dieciocho horas con treinta y cinco minutos y treinta y seis segundos.  Sólo me quería notificar que tenía guardado mi número.

Su segundo mensaje, doce minutos más tarde, explicaba que había extrañado conversar conmigo un día en particular, a una hora en particular.

El tercer mensaje, decía que "soñara con los angelitos".

El cuarto mensaje me deseó un buen día y sospeché que le agradaba, dijo que había empezado con el pie derecho su día porque había leído este blog.

El quinto mensaje confirmó, con su carácter particular, la aceptación a mi invitación.

Del mensaje seis al mensaje sesenta y siete, ha dicho muchas cosas.  Me mantiene intrigado en la espera entre uno y otro.  Disfruto leerlos, me entretengo, río, me pongo serio.  Y ya.

Ya.  Eso es todo.

Buena noche, buena tarde, buen día.

Sonrían, sean felices.


Post scriptum.  A quienes preguntan o preguntarán, o a quienes no se atreven pero quisieran hacerlo, los posts que yo publico en este blog, son posts nada más.  Usualmente no van dirigidos a nadie, aunque hay excepciones extraordinarias, y las personas se dan por aludidas.  No uso nombres, no sé por qué, no es una regla ni nada, sólo es una costumbre rara que este raro personaje tiene.

No sé qué te pasa

No sé si a ti te pase lo mismo.

No sé las cosas que en tu mente se dibujan cuando estoy cerca o cuando estoy lejos.

Desconozco aquella cosa que te pasa cuando no me ves.  Pero particularmente a mí, me emocionas.  Me entusiasmas, me resultas especial, una cosa hermosa.

No digo "cosa" por cosificar.  Ni digo "especial" por arbitrariedad.

Digo cada que cosa que pienso. 


Quisiera saber por qué pasan esas cosas.  Seguro habrá quiénes se enojen con tanta pregunta "tonta" que hago; seguro habrá quiénes digan "no es una pregunta tonta", y seguramente habrá todavía más gente que no lea esto.

Esta noche definitivamente soy capaz de enamorar a cualquiera.  No por palabras bonitas, esas palabras son sólo palabras.

Podría decir "me fascina la sonrisa que dedicas al verme, la forma nerviosa en que me ves, las cosas que dices sin palabras; amo el brillo de tu cabello, pero sobre todo amo amarte, la cosa que siento cuando siento que estás cerca".

Podría decir más.  Pero las palabras, como dicen, se las lleva el viento.

Hoy podría enamorar a cualquiera porque me siento capaz.  Hoy me la creo.


Ya!

Saqué la sensibilidad.  He recuperado la cordura.

De lo que hoy siento

Siento ganas de llorar profundamente.  NO hay razón aparente, es sólo que me siento sensible, como aquellas veces en que no puedo dejar de escribir.

NO sé qué pasa por tu mente.  Por la mía pasas tú.

No sé qué sientas, pero yo te siento a ti.

Desconozco con precisión de qué se trata todo esto, pero para mí, incuestionablemente, se trata de ti.

El amor se convierte en dolor, a veces.

Hace algún tiempo, escribí sobre por qué nos volvemos a enamorar.  Algunas personas comentaron.  Yo pienso que no sé por qué después de habernos fracturado las emociones y lisiado los sentimientos, nos reenamoramos.

La gente se enamora y desenamora todos los días.

La gente rechaza al amor, le pide al cielo que el amor desaparezca.  La gente ama amar.  La gente quiere que le amen.


Hoy siento ganas de llorar.  NO sé, estoy melancólico, triste y no tengo por qué.

Quisiera llamar a alguien, que por ningún motivo me colgara, reírme.  No importa a quién, sólo quisiera llamar.  Pero prefiero no hacerlo.  Me gusta más escribir, decir lo que no logro pensar.

Usualmente no sé lo que pienso, hasta que lo escribo.  No sé quién soy, hasta que lo escribí.

No amo, sino lo escribo.

Lo que no escribo, no existe.

Si escribo de ti, es porque existes.

Los hombres deberíamos empeñarnos en amar a las mujeres aunque no las comprendamos.

Los hombres tenemos que ser románticos y cariñosos con las mujeres.  Recordarles lo bellas que son.  Decirles aquellas cosas que nos conquistaron, el lunar que adorna su rostro, la sonrisa que cautiva nuestra mirada, el tono de su voz que nos inquieta y retumba en nuestra mente; no sé, aquel detalle que te flechó y del cual eras presa cada tarde y cada noche, hasta que finalmente accediste a su corazón.

Los hombres deberíamos proteger a las mujeres y aunque no comprendamos el ciclo mensual de sus emociones (ni de su cuerpo), bien podríamos hacer el intento de ser mejores con ellas, porque sin ellas, la vida sería aburrida y fea, gris.

Esta noche me siento sensible.  No sé bien por qué o deseo desconocerlo momentáneamente quizás.
La gente que me conoce mejor (aunque me considero bastante predecible, por lo cual no hace falta conocerme tanto) me dice que soy muy acelerado, que como ansias, que me apresuro a las cosas.

Los hombres deberíamos abrazar a las mujeres por detrás, sólo porque ellas aman que hagamos eso, se sienten protegidas, amadas y por alguna razón, les parece romántico.

Los hombres deberíamos oler siempre bien, porque eso les gusta a ellas.  Los hombres deberíamos hacer llamadas "sólo porque sí"; los hombres deberíamos escribir cartas, e-mails, enviar mensajes de madrugada sólo para decirle a esa persona que "pensamos en ella desde que nos acostamos, hasta que amanecimos".

Los hombres tenemos la responsabilidad de cuidarlas, protegerlas, amarlas, respetarlas, de portarnos varonilmente pero mostrando el lado romántico que nos une, nos enlaza con ellas.

Ustedes chicas deberían motivar a los hombres a ser mejores, y cuando un buen hombre les corteje, deberían hacerle saber cuando lo está haciendo bien, felicitarlo, motivarlo cuando se esfuerza.

Reconozco que la frialdad que impera en la sociedad hace que cada vez tengamos más personas que le huyen a eso de "enamorarse" y que por eso mismo haya más y más gente que sólo quiere divertirse, disfrutar aquello que usualmente se conoce como "juventud".  El éxtasis, el exceso, hacer aquello que no podrás hacer de viejo pero que tampoco querrás que hagan tus hijos.

Los hombres deberíamos ser caballerosos, y las mujeres ser siempre damas.

Los hombres deberíamos dejar de pensar en nuestro beneficio y placer, y pensar más en lo que a los dos les conviene más.

Ya no puedo seguir escribiendo.

sábado, 12 de marzo de 2011

De los consejos

Mucha gente llega a este blog por algún enlace de Google, buscando respuestas a sus preguntas más interesante.  Cómo saber si me ama? cómo saber si estoy enamorado? (los dos tienen problemas, el que ama y el que no ama), cómo enamorarla? cómo olvidarme de él?

Y he tratado de responder en algo esas preguntas.

Qué hacer antes de una cita?

No soy experto, no tengo citas.  Pero algo diré.

Dejen de pensar que es una cita.  Eso anticipa los nervios y sólo crea estrés innecesario.
Dejen de pensar en qué decir o cómo hacer tal o cual cosa.  La intención es conocerse y si lo que quieren es precisamente eso, deberán ser naturales, sin fingimientos ni tratar de impresionar.  Mi teoría es que uno debe mostrar lo peor de uno; si soporta tu lado más feo, seguro amará tu lado bonito.  Con eso no quiero decir que escojas tu peor ropa, olvides los modales y no te bañes; digo nada más que sé tú, sin intentar demostrar aquello que definitivamente no serás.  Sino te gusta la cebolla por ejemplo, acláralo desde el principio.  Eso es ser natural, pero no es desagradable, de hecho, quizás coincidan en eso, lo cual será útil pues tendrán "algo más en común".

Un buen detalle ayuda.  Pero por favor no seas falso.  Las flores siguen funcionando, pero me parece que podría ser algo apresurado.  Las flores, rojas, implican pasión, amor y sexo, psicológicamente hablando.  Eso es psicología de la comunicación.  Comunicarás con todo, con el color de ropa, la posición donde pones las manos, la forma en que te sientas y cómo te expresas.  Además: mira sus ojos.

Si hablas con las manos abiertas, demostrarás seguridad y la otra persona percibirá que no estás diciendo mentiras.  Si por el contrario, las manos las escondes, implica cualquier otra cosa.

Sé divertid@.  No seas un payaso, a menos que así seas siempre, en cuyo caso será parte de tu personalidad.  Di cosas chistosas.  Cuenta anéctodas interesantes, habla, di algo.  Por favor: no calles.

No es un interrogatorio, aunque si quieren conocerse, deben preguntar.  A menos que seas policía o periodista, la manía de preguntarlo todo, no debería ser recurrente.  En todo caso: no preguntes y preguntes y preguntes.  

NO hables sólo de ti.  No presumas y por ningún motivo menciones tus relaciones pasadas, a nadie le importa, y además, la otra persona entenderá inconscientemente que aún no has superado relaciones viejas y que por tanto, no estás listo.

Eso de "las citas", repito: NO FUNCIONA.

Ya no tengas citas amorosas.  Aprende a bendecir la vida de la gente.

Pórtate caballero o dama.  Sonríe, nada cuesta.

Deja de obsesionarte con "conocer a alguien".  Deja de pensar en que te gusta, si te gusta, y deja de pensar en analizar obsesivamente sus virtudes y defectos.  No eres crítica de arte o algo así, sólo disfruta, aprende a conocer personas.

Relájate.

Hay detalles técnicos importantes.  Cómo le saludarás? en qué momento pedir la cuenta?

Tranquilo: SÉ NATURAL. Saluda cordial.  Pide la cuenta cuando ella parezca que quiere irse o que "tenga" qué irse.

No dejes que hayan silencios incómodos.  Hay silencios cómodos.  Cuando hay amistades buenas, los silencios no son incómodos.  Pero como apenas se conocen, los silencios deben ser sustituidos por preguntas que mentalmente debes acomodar como de "emergencia".

No preguntes estupideces como "cuál es tu color favorito?"; o sea, para eso no le citaste o si?

Tampoco seas abusadora o abusador y preguntes cosas muy íntimas, esa confianza se gana.

No preguntes por las relaciones pasadas; de momento, ocúpate de la persona, DE LA PERSONA y no de su pasado.

Digo ese montón de cosas que más parecen sacadas de un libro de "Manual para gente que no sabe cómo tener citas" o algo así, pero en realidad son detalles que marcan la diferencia.

Finalmente, interésate por la persona, y no por el beneficio que puedes obtener.
Deja la obsesión.  Preocúpate de conocer su corazón.  Sus gustos.  Y ya luego, sólo luego, dale paso a lo demás.

Sábado

Regresaba de la universidad.  Pude haber abordado un autobús que me llevara a la calzada principal para llegar más rápido a casa, pero elegí dirigirme al centro de Guatemala, con la misma esperanza de encontrarme en el camino con cierta persona que asegura que la salsa se baila en seis tiempos, del uno al siete (inexplicablemente el cuatro no se cuenta, no sé bien por qué).


Caminé, escuché la rifa del Benemérito Comité de Prociegos y Sordos de Guatemala, caminé.

Caminé, presuroso.  Caminé despacio.  No sabía si acelerar o frenar.  Es que quería llegar en el tiempo exacto, pero pensé luego que el destino, la casualidad o esa cosa que nos pasa a veces, se activaría.  Pasé por Pollo Campero, vi que un tipo me seguía, luego dejé mi paranoia y comprendí que no.

En la sexta avenida (popular en Guatemala) había teatro o algo así, pensé en quedarme, luego pensé que mejor no.

Llegué a la novena avenida y novena calle.  Di vueltas.  Compré una botella de agua que no necesitaba en Al Macarone (es una pizzería para quienes no saben), caminé, regresé.  Di varias vueltas, la gente me empezó a ver sospechoso. Regresé, una señora me gritaba que si quería comprar repuestos para licuadoras o que qué quería.

No hice caso.  Regresé, volteé a ver con la excusa de encontrar abierta una librería que bien sé que no abren sábados por la tarde.

Vi que un vendedor de discos piratas estaba ahí.  Compré apesadumbrado porque no hago eso.  Pedí The King's speech.

Esperé, vi el reloj continuamente.  Caminé, di otras vueltas en esa cuadra, me reí de mí.  Me burlé de mí.

Regresé.

Me acerqué a un teléfono público sólo para disimular.  Tomé el auricular, lo solté sin querer de los nervios, hizo un ruido escandaloso al estrellarse contra la base.  Los policías que casualmente estaban cerca me vieron, el vendedor de discos piratas volteó, las señoras que vendían repuestos enmudecieron.

Recogí rápido, como pude el auricular, lo colgué antes de que fuera más sospechoso o raro.

Vi de reojo sobre la novena calle.  Caminé, volteé a ver.

Eran las 17:03.

Caminé.  Pensé en regresar porque a veces la vida nos exige paciencia y que hagamos aquello, justo aquello que sentimos hacer, pero pensé "son ideas raras de gente que lee blogs románticos como el que escribo yo".  Caminé.

Paso un bus que no abordé, recordé mentalmente si aún tenía saldo en mi tarjeta.

Esperé.

Subí el otro. Puse la tarjeta prepago en el lector, la gente me veía raro (no sé por qué siempre pasa eso o quizás soy paranoico, me ven así como extraño; aunque, quizás lo hacen pues siempre entro con la mochila entre las manos y con aspecto como de no saber qué hago en ese lugar) me senté.

Volteé a ver en la esquina de la novena calle.  Me dormí.  Pensé en la persona que tiene cabello que según ella es peluca, pero que es broma.  Me dormí.

Profundo.
 
Desperté cerca de casa con el mismo pensamiento con el que me dormí.  La persona que odia la cebolla, que usa botas (en sus diferentes estilos, pero que igualmente le sientan bien).
Pensé para mí, luego de conversar con una buena amiga toda la tarde que "son charadas mías".

Llegué a casa.  Envié varios mensajes a la misma persona, compulsivamente.

Vi Google Earth, que mi hermano estaba usando.  Busqué la novena calle y novena avenida, pero sólo se ve el techo y tampoco se ve en vivo, claro.

Comí.  Me desesperé porque no recibía mensajes de vuelta a mis compulsivos envíos.

Entendí que por la hora aún estaría ocupada.

Recibí uno y a esta hora, sigo intercambiando mensajes con la misma persona que sonríe al leer esto.

Soliloquio - solo y loco

De mis locuras hay mucho para decir.

Hacía reflexiones sobre quién soy, cómo pienso y por qué pienso esas cosas.

Hace unos días una compañera me preguntó cómo olvidar a alguien; hoy otra amiga me dijo que se había equivocado en amar a alguien.

Y pienso entonces en mí.  Pienso que no soy de los que anda de "picaflor"; pienso que soy de los que ama desesperadamente aunque eso no siempre traiga beneficios o correspondencia.  Pienso que intento bendecir a las personas en la medida de lo posible y afectar su vida personal.

Reflexiono en que aquello que conocemos como amor, lo he tenido ahí.  En este año una persona me dijo que "no me apresurara" y sobre todo sugirió que por nada del mundo fuese a "buscar" a quién amar.  Y creo que tiene razón, uno no busca (al menos no en el estricto sentido que esa palabra significa), simplemente procura estar atento, porque eso es inteligente.

Otra compañera me dijo hoy que debería dejar de enamorar mujeres por ahí.  Ella no me ha conocido una sola mujer enamorada, lo dijo más en broma, por supuesto.  Además, no es que yo sea una preeminencia.  Usualmente, las cualidades raras, inusuales, que son más femeninas que masculinas, atraen a un perfil de mujeres.  Porque hay otras que les parezco aburrido.

El tipo de mujer que me gusta usualmente es: inteligente, fría, inteligente (dos veces), desesperada, necesita a alguien creativo para mantenerla interesado porque constantemente necesita nuevas emociones fuertes, inestable emocionalmente, le da pavor amar y cualquier cosa que tenga que ver con el amor por miedo a lastimar o salir lastimada.  Así sin pensar mucho.

Es más de la media noche y me he desvelado preparando unas tarjetas de presentación, estoy feliz; a esta hora siento aquello que sienten las personas que les gusta desvelarse, la frescura de la noche, la soledad de esta hora, se siente algo especial, no sé qué sea con precisión, pero admito que es apreciable, aunque, yo no soy de desvelos.

Estoy soliloquiando.

Solo y loco.

Pero feliz.  Esperando lo mejor de mi vida, porque siempre creo que está por venir.  Lo mejor siempre está adelante, así que no me detengo.

jueves, 10 de marzo de 2011

Tres cosas sintió el corazón: emoción, intención y miedo.

Emoción de ser amado, intención de amar y miedo de equivocarse o que se equivocasen con él.

Razonó, porque el corazón a veces parece razonar, que nunca se dio a nadie por completo.

Y quiso darse.

Sonrió.  Pensó que se apresuraba.  Y de hecho, se estaba apresurando.

Cómo no apresurar el paso cuando te emociona lo que tienes frente de ti?


Recordó que el enfoque del resto del cuerpo debía mantenerse.  El enfoque de la mente.  Recordó que debía ser inteligente.  Que el pensamiento y la mente no pelean.

La princesa a la que no le gustaba la cebolla

Una vez, en un lugar muy, muy lejano, había una princesa.

Ella era bella (a mi parecer era bella, qué me importa lo que los demás podrían haber dicho), tenía un corazón grande, invencible, de toda una princesa, miembro de la familia real.  Ella a veces le gustaba el color rosa, a veces el rojo, a veces el negro, pero en definitiva, amaba el corinto.

El punto no era el color que le gustaba, es algo subjetivo.  La princesa, bella por definición, hermosa de nacimiento, supo que su vida no sería fácil desde el momento en que notó que en el reino que gobernaba, había aquello que todos odian, o al menos la gran mayoría, pero que por alguna curiosa razón era parte de los alimentos diarios.

La princesa, odiaba la cebolla, simplemente no le gustaba.  Se la habían ofrecido en sus diferentes presentaciones, aduciendo que quizás en alguna de esas, le gustaría, pero no.  Ella se quejaba y cada verz que le servían la comida real, en el plato real, en la mesa real, exigía que le quitaran de ahí la cebolla (real también, por supuesto).


De hecho, la última comida real, un pan con algo que la gente llamaba "panini" (vaya usted a saber por qué), pidió, soberanamente que retiraran la cebolla de su alimento.

Nadie objetó.  Cómo objetar? acaso alguien podría negarle algo a tan interesante, importante y real mujer?

La princesa comía casi de todo, excepto, la cebolla.

En fin.  Una vez, ella tuvo una pesadilla.  Soñaba que la obligaban a comer cebolla, grandes cantidades.  De pronto, en aquel sueño, pasó algo.  En realidad, ése era el frabulloso día (por aquello de las fantasías y el país de ellas), así que todo pasó a ser perfecto.

Conoció a un miembro del pueblo (no era parte de la realeza, pero ella tuvo la deferencia de darle acceso a su vida) del cual, se interesó.  Fueron amigos, porque los amigos se llevan bien y ya luego descubrirían qué pasaría.

Pero coincidió, en que tal como a ella, a éste personaje, tampoco le gustaba la cebolla.

Así que eliminaron la cebolla de sus vidas para siempre.



Post data.
Qué raro soy.  Pensándolo bien, dedico el post a los que como yo, odian la cebolla.


miércoles, 9 de marzo de 2011

Mi yo

Recuerdo que siempre quise estar con alguien que me gustara desde la primera vez que la vi.

Hasta hace un mes aproximadamente eso no había sucedido, no se había presentado la oportunidad.

No porque no hubiera quién me gustara al verle, sino porque usualmente a esas personas no las vuelvo a ver jamás.

Este día lo he pasado con gripe, y cuando paso todo el día prácticamente sin hacer algo, productivo, me siento mal, jaja.  Me siento como que mi vida se está quedando estancada.

Hoy recordé que quiero cambiar mi futuro.  Recordé que la vida siempre puede ser mejor y que no importa cuánto tenemos entre las manos, sino cuánto queremos alcanzar.  No es un discurso soñador infructuoso.  Es lo que yo he vivido.

He aprendido a dejar de quejarme por lo que no tengo, y a usar lo que sí tengo para llegar a donde quiero.

El próximo año espero viajar, pero el destino a veces nos tiene preparados caminos diferentes.  Y de igual forma, quizás viaje; por primera vez diré esto en el blog.  Tengo la oportunidad de salir a España por una beca a estudiar una maestría.  Quizás lo haga, quizás pase algo que me haga cambiar los planes, en cuyo caso, estaré igualmente de agradecido con Dios.

Estoy frabullosamente feliz.  Como dijo el famoso escritor de Alicia en el País de las Maravillas.  Por cierto, frabulloso es una mezcla entre fabuloso y hermoso, sino mal recuerdo las traducciones, es una palabra inventada por esa persona.

Por ese país donde las maravillas, las cosas irreales y lo que uno sueña se puede hacer realidad.  Los príncipes y las princesas están presentes, aunque no existen, pero son parte de la subrealidad.

Gracias a Dios por poner siempre a las personas indicadas en el camino, literalmente, de las personas.

martes, 8 de marzo de 2011

Sobre el Día Internacional de la Mujer

He pasado un día especial, frabulloso.

En el marco del Día Internacional de la Mujer.

Tuve el placer de compartir con una mujer, que representó con más que dignidad al gremio femenino.

Las mujeres son la gracia de esta vida, no me cabe duda, alegran el corazón de los hombres.  Utilizaré como excusa este día para dedicarles palabras.

Gracias por pintar el mundo de rosa (rojo, fucsia, negro, amarillo o del color que les gusta; gracias por pintar el mundo de colores en realidad); sigan haciendo de la bipolaridad todo un arte cada fin de mes.

Gracias a ustedes hemos aprendido de discernimiento (un poco).  Sabemos de dependiendo la fecha, el primer gesto que veamos o la música que están escuchando, si debemos estar cerca, alejarnos, ser románticos, frívolos o qué.

Como dijo un pensador: el que se enoja con las mujeres por sus pequeñísimos defectos, jamás podrá disfrutar de sus grandes virtudes.

No se han dado cuenta que el mundo es como es por ustedes? Ustedes provocan suspiros, llantos, alegrías, sonrisas, risas, placer, dolor.  El mundo casi depende emocionalmente de las mujeres.

Ustedes dan un beso por una rosa.  Nosotros damos cualquier cosa por ustedes.

Ustedes regalan sonrisas, palabras cariñosas, a cambio de ceder en nuestra voluntad.  Nosotros, en serio, damos cualquier cosa, lo que sea, con el único propósito de dibujar una sonrisa en el rostro de la mujer que nos gusta.

Repito mi teoría: LOS HOMBRES NO CONQUISTAMOS A LAS MUJERES, son ustedes quienes nos conquistan a nosotros.  Nos conquistan con simplemente ser como son.  Nosotros pues ya sólo correspondemos a eso, pero cuando uno se acerca a una chica, ya fue conquistado, o empezó a serlo, por la dama.

Son fuertes, tolerables, amantes increíbles, dulces (cuando quieren), jodidas (cuando quieren), encantadoras (cuando quieren), visten a la moda (esa cosa de la cual yo entiendo nada o demasiado poco), saben cómo hacer que los zapatos, el cincho, la blusa, los aretes y cada uno de los accesorios (incluidas las uñas, hasta de los pies) coincidan en algún punto en su color principal.  Para mí, que soy tan torpe con eso, es todo un arte.

Así que son artistas, arquitectas, diseñadoras, son periodistas (no dije "chismosas", yo soy periodista y no chismoso), y son casi cualquier cosa que quieren ser con tal de obtener lo que quieren.

En fin.

Gracias por existir, que Dios las bendiga.  Sólo les quiero pedir un favor: trátennos bien.  Ya sé que dirán que nosotros tenemos la culpa.  Pero prometo que yo trato de portarme bien.

Un abrazo.

Mi día

Amanecí con la garganta con sabor amargo, pensé que quizás la cosa se complicaría, pero no me dejaría vencer tan pronto.

Llegué a la universidad, escuché lo que la profesora tenía qué decir; me sentí cada vez más mal.  Así que decidí ir a comprar a la farmacia universitaria algo, compré unas pastillas que duermen la garganta, para no sentir el malestar.  Después, fui a comprar un derretido de queso y jamón (que me pareció caro, era un simple pan que bien pude haber hecho en casa y calentado en el horno microondas), no había desayunado y me sentía débil.  Tomé un café negro, amargo.

La hora se acercaba, me fui.  Llegué al lugar donde dizque me ejercito (no, en realidad sí me esfuerzo, jaja) y estaba cansado, veía el reloj de reojo.  La hora se acercaba.  No pensé mucho para evitar nervios y esas cosas.
Llegó la hora.  Me bañé.  Salí, vi el reloj, iba en buen tiempo.

Me senté en el lugar, la mesera se acercó, le expliqué que esperaba a alguien que estaba por llegar (cinco minutos tal como prometió, eso tardó la espera).  Recordé que llevaba el libro Once Minutos de Coelho, y busqué aquel fragmento que me gusta donde María, la protagonista, habla sobre que el remedio es peor que la propia enfermedad.  No enamorarse nunca soluciona las cosas.  Por cierto, llevaba el libro conmigo porque había hecho una exposición en la clase de inglés sobre el autor.

Envié un mensaje a la mujer que me tenía ahí, medio ansioso, medio nervioso, esperanzado.  Ella respondió "ok".  Presentí que quizás estaba nerviosa también, ideas mías.

Mi papá llamó, no contesté.  Todo parecía ir en cámara lenta para ese entonces.  Luego me volvió a llamar, le expliqué sobre unas llamadas a unas periodistas que debía hacer por un asunto de trabajo y a tiempo vi que apareció ella.

Un momento.  Apareció, seria.  Más seria de lo habitual.  Me levanté, le saludé de beso (eso de por sí era un reto, es que si no salía bien podría ser un momento chusco) y le puse la carta de forma que pudiera leerla.  Terminé la conversación diez segundos después y colgué.  Me dedicaría por completo a ella.

Me pareció más callada de lo normal inmediatamente.  Me vio a los ojos.

Y no me dejaba de ver.  Pronto acabé por concluir que era una excelente conversadora, le gusta ver los ojos de la persona con quien habla.  

He obviado un detalle.  El libro, lo abrí en la página treinta, le puse una cosita que explicaba qué significaba su nombre con un horror ortográfico.  Ella pareció feliz de ver aquello que para mí era parte de mi naturaleza.

Para entonces ya había notado que: me gustó el timbre de su voz, me fascinó cómo prestaba atención fijamente a cada cosa que decía (no lo digo por egocentrismo, sino que siempre es placentero encontrar una conversadora agradable y bonita a la vez) y disfruté su sonrisa, media tímida, media contagiosa.  Frabullosa.

Su look, también frabulloso, me pareció exquisito.

Pero todo el relato se centra en lo más importante que no es todo el montón de detalles que ya mencioné, sino en lo siguiente: ella tiene una cualidad que es fácilmente perceptible, es una cualidad principal.  Pero no la diré, no aún.

Al final me fui feliz, había calor, pero me fui sonriendo (la gente me miraba raro, como siempre).  Y sonreí porque tuve el lujo de conocer a un alma especial.  Alguien que justo cuando iba caminando de regreso, sentí, vi la imagen en mi mente de lo orgullosa que está su familia de ella, pero particularmente, la persona que le dio la vida.  La vi en largas tertulias con ella.

En fin.

Ella en cambio dice que soy un paquete "de monerías".

lunes, 7 de marzo de 2011

NO CREO EN LAS CASUALIDADES

Honestamente sin ningún otro ánimo, más que el estadístico - referencial, ya perdí la cuenta de cuántos lectores han visitado el blog.

No sé por qué digo eso.   Hoy a las 10:43, según la bandeja de entrada de mi e-mail, cayó un mensaje que parafraseado decía "sólo lo he visto dos veces; y en total, esas dos ocasiones no suman más de diez minutos, pero siento que lo conozco por medio de sus letras". Esto sí es literal "tiene un gran corazón, es usted sensible y romántico".

Y menciono eso porque estamos justo en la orilla para que sea el Día Internacional de la Mujer, para mí es un verdadero gusto, un gran honor y un lujo dirigirme a las mujeres, admirarlas, intentar comprenderlas (quizás muera en ese intento) y con frecuencia quedarme impresionado de lo que integralmente son.  En serio ustedes son un ser mágicamente diseñado.

En aquella canción, Arjona dice que desconoce qué habría pintado Picasso y qué habría escrito sino existieran musas como ustedes.  Y la verdad es que pienso que: o hubieran escrito y pintado cosas feas o no hubieran escrito ni pintado cosa alguna.

Nada pasa por casualidad.  Resultó ser que la persona (simpática y frabullosa persona) que envió el e-mail, tiene a su mejor amiga viviendo cerca de donde yo vivo, lo cual es una coincidencia por demás interesante.

Un abrazo a quienes tuvieron el placer de nacer mujeres.  No es casualidad que hayan nacido mujeres, nacieron para alegrar el corazón de los hombres.


domingo, 6 de marzo de 2011

Marcelita

Marcela.  Marcelita.  Sus amigos preferían el diminutivo.

No sé por qué poseía la manía vieja de tener el gusto por mantener "varias velas encendidas".  Le gustaba tener pretendientes con esperanzas, AUNQUE no lo hacía con la intención desgraciada de lastimar gente, sólo que, como ella había propuesto en su corazón no enamorarse, pensaba que la misma proposición tenían los demás.

Besó por primera vez a un hombre (bueno, un chico) cuando tuvo su primer novio.  Francamente a ella le daba un poco de miedo eso de "aprender a besar".  Como todo adolescente, se preguntaba si debía "introducir" la lengua en la boca de su pareja (cuando lo pensaba así le daba asco), con cuánta frecuencia, de qué forma.  Quería saber todo.  Pero como no hay libros específicos para aquello que cada uno debe aprender, terminó por vivirlo.  Al principio, no le gustó mucho; después, disfrutaba besar al que resultó ser su primer novio, mismo al que dejó por su segundo novio.

Con su segundo novio, la cosa fue más escueta.  Ella descubrió algunas cosas: ya tenía quince años, no tenía corazón y, si acaso tenía, no era capaz de enamorarse.

Era muy fría.  Fría, fría, fría.  Ni una gota de dulzura (mentira, cuando quería sí lo era).  NO decía "te quiero" (ni soñar con un "te amo"; aunque sí se lo decía a su mascota, una tortuga de aquellas que no crecen) y, por supuesto, al dejar ir a su segundo novio, se preparó para unas largas vacaciones sentimentales.  Okay, debo aclarar: ella no dejó al novio, él se fue.  Y se fue con otra.  Ella, aunque no lo amaba (no porque no tuviera edad, sino porque carecía de esa capacidad), le dolió.  Su corazón se quebró.

Prosigo.  Las vacaciones sentimentales fueron largas y por elección.  Decidió dejar de sentir, echar el sentimentalismo por la borda y una regla esencial: cuando empezara a correr riesgo de enamorarse o  de que se enamoraran de ella, saldría huyendo.

Huiría cuando se sintiera amenazada, cuando la cosa fuera demasiado "en serio" y cada vez que el tipo la intentara besar.  Esa era una clave importante.

Yo pienso que, en caso de querer eso, hubiera "bateado" a cada hombre que conoció desde el principio, pero no, prefirió conocerlos, usarlos y botarlos a todos. Al estilo: "úselo y tírelo".

Ella era inteligente, un poco "inocente" para algunas cosas, con una mirada que, cuando estaba enojada, era capaz de asesinar el alma de cualquiera y atravesarle la espina dorsal del alma, calificada y sobresaliente prácticamente en todo lo que hacía.  Eso, por supuesto, hizo también hacer huir a muchos hombres.

Marcelita empezaba a extrañar el sentimiento de sentirse querida, amada o deseada (dejó de percibir la diferencia).  Resultó ser que sus "amigos", haciendo un análisis introspectivo crítico, no eran sus amigos.  Sólo gente que quería tener con quién juntarse por estatus social.  Marcelita se hizo fama de ser así y los hombres se alejaban de ella, ya sabían que "nunca tomaba en serio a nadie".

Ah, Marcelita.  Le daba vergüenza presentar a sus pretendientes en su casa, en las reuniones sociales, académicas y religiosas a las que asistía (o sea: le daba vergüenza presentarlo donde fuera y justo ahí su corazón - sí, el de ella - se percataba que era tiempo de dejar ir a un chico más porque si no podía presentarlo era porque no era "el hombre de sus sueños"); no le gustaba que la vieran con él; bueno, sólo a veces, cuando era necesario.  Pero definitivamente por ningún motivo permitiría que la relación diera un paso en serio, o lo echaba o huía, pero hasta ahí llegaría el chico en turno.

Al final, Marcela, Marcelita, no tuvo más remedio que admitir que se había equivocado, que debía dulcificar su carácter y que debía aceptar a aquel chico tierno, romántico y cariñoso que siempre la cortejó.

Bueno, la verdad, ese chico tierno, romántico, cariñoso y que siempre la cortejó, no existía.  Así que tuvo que abrir la posibilidad a conocer más gente y ser más abierta.

Se enamoró de un hombre maravilloso.  Fue feliz para siempre.

Carta número dieciocho

¿Y ahora qué?

Yo he pedido perdón cuando corresponde.  Cuando he cometido errores, cuando he sido infantil, pero y ¿ahora? El carácter se desarrolla en momentos como éste.

Yo no te odio, no estoy resentido como dice tu hermana, no te he tratado mal, no he enviado "emisarias" con mensajes subliminales (hasta me bloqueaste, eso me contaron y yo lo verifiqué; sólo duró un tiempo, por cierto).  O sea, no comprendo cuál es el enojo.  Yo hice todo lo que pude y la última vez, ya sé que quizás no lo recordás, me dijiste que no estabas interesada en mi amistad, cosa dolorosa, pero lo dijiste.



Post data.  Sigue sin gustarme el alisado de tus cabellos.  Antes de que podás pensar "qué me importa", pensálo.

No me escondo detrás de letras y desde el anonimato ni nada de eso.  Tengo el suficiente carácter para acercarme y hablar; en esta ocasión, también tengo el suficiente carácter para no acercarme y no hablar.

¿Qué hay adentro de tu cabeza?  Ya no se trata de mí.  Este no es un mural donde me comunico con la gente, si eso quisiera, llamaría, enviaría e-mails o utilizaría una vía más directa.

Particularmente en este caso, pienso que aquello que, según mi hipotesis, te hastió (este montón de palabras; eso dijo tu hermana, aunque ya sé que ustedes son la misma cosa, se lo cuentan todo, genial), quizás te des-hastíe.



Alguien me preguntó por ella en la universidad.  Supongo que algo le comenté; aunque sólo me preguntó como cuando la gente pregunta "cómo estás" para no ser tan escueto con un "hola"; no le importaba en realidad saber mi respuesta.

Así que sonreí y continué prestando atención a la clase de política, específicamente sobre el poder.

Luego al salir de la universidad, caminaba y vi un pedacito de madera que tenía nombres y supuestos significados de ellos.  Pregunté por el de ella en cuanto mis amigos se distrajeron, para que no me criticaran o dijeran cosas que me hicieran sentir cohibido o ruborizado.  Ahora que razono no habría razón para ello; en realidad sólo era preguntar por su nombre.

Lo compré.  La "cosa" tiene una falta de ortografía espantosa, pero seguramente si pedía otra, el error se repetiría, así que con el dolor de mi espíritu periodístico lo dejé pasar, pagué y me fui.

Al llegar a casa vi la "cosita" y sonreí.  Pensé que sin querer soy lo que las mujeres llaman "tan lindo".



Y bueno.  Ella ni sabe qué es.  Aunque se siente aludida.  Eso dice.



Y no sé qué piensa de mí, pero tengo tanta curiosidad.  Además, sería justo, yo ya he escrito mucho al respecto.


Tertuliana.

jueves, 3 de marzo de 2011

De este día

Este día escribí sobre mi tesis, avancé en la investigación, me gusta la sensación de irme a la cama sintiendo que exprimí todo.

Y pues la verdad es que hoy fue así.

Además, le escribí prácticamente todo el día a una chica que francamente me impresiona.  Me impresiona su inteligencia; me impresiona porque posee aquello que a mí me gusta, que es cuando alguien sabe lo que quisiste decir sin que lo digas precisamente.

Pero no quiero hablar de ella.  Quiero hablar sobre mi tesis.  Ya he avanzado en la investigación, referencias, el marco conceptual sobre todo, en el sentido estricto de definir mentalmente conceptos no en el llamado "marco conceptual", porque en la modalidad que yo trabajo, no se define en esos aspectos.

Bueno, sí.  Quiero hablar de ella.

Me sorprende, me agrada.  Seguramente porque es una buena conversadora y eso cuesta encontrarlo, especialmente cuando hay alguien que habla tanto como yo.

Pero ella habla casi tanto como yo (escribe) y lee! así que son dignas cualidades de resaltar.

Usted es...no sé.  Interesante.

No me enojé, por cierto; tampoco estoy cabizbajo.  Percibo en usted un carácter bonito.  Tal cual un problema matemático, al principio y viéndolo superficialmente intimida; pero en realidad, cuando uno profundiza en su conocimiento, al cual sólo gente inteligente puede llegar, entonces uno descubre que es usted verdaderamente una persona especial.

La extraño

La extraño.

La extraño porque con ella he vivido grandes momentos de mi vida.  En realidad, cuando ella estuvo a mi lado, viví grandes experiencias; tuve ocasión de vivir mi primera vez en muchos aspectos a su lado.

Ella estuvo a mi lado cuando nadie más quiso estar.  Ella se quedó conmigo cuando mis amigos (escasos y contados), mi familia, mis conocid@s, las personas que dijeron amarme o que parecía que estaban interesadas en mí, se fueron, huyeron o dejaron de estar por cualquier razón.

Ella fue fiel.  De hecho, la extraño con toda mi alma y quiero de nuevo verla a los ojos, saludarla, conversar con ella y decirle las cosas que han pasado.

Me gustaría aclarar que lo que ha sucedido entre nosotros es algo tan íntimo, especial e inolvidable, que nunca lo volveré a vivir.
Ella fue mi amiga cuando la necesité, mi amante cuando quise y mi amor cuando la abracé.  Ella es sencillamente mi mejor amiga.



Extraño a mi soledad.

miércoles, 2 de marzo de 2011

Enamorada de mí

Enamoré a una mujer de mis letras.  La conquisté con provocar que leyera mis ideas, constantemente.

Que se fijara en la elegancia de mi vocabulario y que soñara con un hombre romántico.

La hice suspirar con aquellas cosas que le dije, cuando pronuncié por medio de la palabra escrita las cosas que provocó al estar frente a mí.  Conseguí que suspirara dos veces por día, cuando leía "te amo" y cuando me veía llegar a lo lejos.

Estas cosas pasaron sin que ella lo supiera: se enamoró perdidamente de mí y no supo cuándo empezó ni cómo sucedió.  Me amó como no sabía que podía amar.  Descubrió que su aire independentista, fue lo que más me gustó de ella, en vez de ser, como todas las ocasiones anteriores, lo que me alejara.  Con el tiempo, notó que su elegancia coqueta y extravagante que en su casa critican, a mí me hace verla diferente, especial.

Ella descubrió que el cuidado que había mantenido sobre su apariencia (especialmente sobre su cutis; esas cosas que yo en definitiva no cuido; no soy fashion, no visto acorde a los colores, siempre elijo lo que no está de temporada y no es intencional, son errores que ya vienen de fábrica, supongo) rindió frutos, no porque su sola apariencia me gustara, sino que integralmente era un ser extraordinario, incluida la belleza exterior, que me permitían tenerla como de preámbulo.

Se enamoró y por supuesto que yo no tengo la culpa.  Le advertí que no lo hiciese.  Le pedí de favor que no se fuera a enamorar de mí, sonrió, pensó que yo era bastante abusivo y pretencioso (además de ególatra) pero terminó cayendo, poco a poco.

Ella se enamoró de mí, justo al finalizar de leer un post como éste, donde la invitaba a enamorarse y le aseguraba que tarde o temprano, acabaría enamorándose de mí.

Le dediqué mi tiempo, porque quise ayudarla.  Le dediqué mis letras para comunicarme con su alma, tal cual quisiera escudriñar ese lugar apartado para ella y el amor, donde sólo yo tuve cabida.

La verdad, creo que se empezó a enamorar un mes de febrero.  Y en diciembre terminó por aceptarlo.


 

Otra historieta

Esta es la historia de una chica, bonita ella, que conoció a un tipo que, como a todos, lo sedujo y que luego dejaría ir.  Claro, no era algo que lo pensaba maquiavélicamente, sino que era algo que simplemente ya era innato en ella, sin darse cuenta, sin malas intenciones.

Ella lo conoció casualmente; él iba cruzando la calle, ella paseaba a su perro, él a su perra. A él le gustó, fue inevitable que se acercara a hablarle.  Cruzaron palabras; ella regresó extrañada a contarle a su familia sobre el hecho raro, desde entonces ellos jugueteaban con la chica en cuestión sobre la casualidad, la cosa rara de la vida.

El tema es que ella sabía, muy en su interior, que físicamente él no respondía a sus expectativas, y mucho menos, a lo que socialmente sería aceptado.  Ella ciertamente era bonita, pero padecía de pensar mucho en lo que otros pensaran.  Le daba demasiado lugar a la opinión masiva y con frecuencia se avergonzaba de sus pretendientes.
Al final, ella descubrió que tenía ojos para todos y también para él.  Le llegó un ataque de buena conciencia, lo botó como a todos, y regresó con aquel que consiguió verdaderamente conquistarla, enternecerla, hacer y decir cosas que jamás pensó que haría o diría, pero que alejó.

Ella la conocí hace poco más de un año; y murió hace algunos meses.

Mis razones

En mi vida, sólo intenté "conquistar" a dos chicas.  No he tenido éxito al respecto.

Pero lo interesante es que ahora que hago memoria, yo nunca he tratado de ir tras una chica.  Es decir, nunca me pasó que conocí a alguien que me atrajo y traté de conocerla sólo por eso.  Usualmente mantuve una relación amistosa.

Y digo eso porque recibo e-mails y comentarios de personas que me preguntan si es posible amar a un amigo o amiga, o que qué cosa deben hacer si aman y no son correspondidos.  La verdad, quisiera saber responder a esas preguntas, pero no lo sé.

Hoy estoy feliz.  Como hacía algún tiempo que no lo estaba, es decir, esa clase de felicidad.

La vida es hermosa, no cabe duda, es difícil comprender algunas cosas, sobrellevar otras, pero en esencia es maravillosa.

Mis razones para sonreír es ver la sonrisa de otra persona.  Es amar, es tener esa cosquillita de cuando conoces a alguien; mis razones para ser feliz es aquello que haces cuando te preparas para ver a alguien, el regalo que le darás para su cumpleaños, la carta que escribirás al llegar a casa.



Quisiera volver a ser chico.  Pensar menos, jugar más.

Mi razón

No soy de los que publica canciones en inglés, porque amo mi idioma español y porque las canciones en inglés usualmente no tienen el elemento que yo busco en las letras.  Es simple y pues yo prefiero la profundidad (ya habrá quiénes defiendan el idioma inglés, pero de momento, me convenzo que el español es profundo, profuso, lleno de sinónimos, alegrías, placeres, capaz de transmitir aquello que uno está pensando y sintiendo exactamente).

Les dejo esta canción entonces:

I'm not a perfect person
There's many thing I wish I didn't do
But I continue learning
I never meant to do those things to you
And so I have to say before I go
That I just want you to know

I've found a reason for me
To change who I used to be
A reason to start over new
And the reason is you

I'm sorry that I hurt you
It's something I must live with everyday
And all the pain I put you through
I wish I could take it all away
And be the one who catches all your tears
That's why I need you to hear

I've found a reason for me
To change who I used to be
A reason to start over new
And the reason is you (x4)

I'm not a perfect person
I never meant to do those things to you
And so I have to say before I go
That I just want you to know

I've found a reason for me
To change who I used to be
A reason to start over new
And the reason is you

I've found a reason to show
A side of me you didn't know
A reason for all that I do
And the reason is you

Acá pueden escuchar:
http://www.goear.com/listen/d26a565/the-reason-hoobastank


martes, 1 de marzo de 2011

Usted

¿Cómo le hace usted para mantenerse soltera siendo hermosa?, pero más aún, respóndame, ¿cómo mantiene alejados a sus pretendientes? es que usted es en serio hermosa.

Por supuesto que digo "hermosa" con el mayor de los respetos y con la admiración que uno le dedica a una belleza natural, tal si fuera una flor.

Hace poco más de un año, conocí por primera vez a la Monja Blanca, que es la orquídea nombrada como Símbolo Nacional de Guatemala.  Es hermosa; recuerdo que iba mentalmente preparado como cuando uno tiene una cita con una mujer galante.  Admito que su tamaño dejó qué desear, es que siempre la imaginé de gran tamaño, pero me gustó, me conquistó, es una elegante mujer.

La elegancia en las mujeres, esa cualidad innata (eso pienso yo) que ellas tienen, es inmensamente abrasiva.

Continúo mi interrogatorio.  Dígame, usted es bella, que conste que no la tengo diariamente frente a mí ni nada por el estilo, pero dígame, cómo es posible que sea usted tan bella, yo tan común y corriente, y aún así me dirija la palabra.

Yo tengo esa curiosidad. A propósito, debo confesarle que su mirada tímida y su sonrisa, son armas letales.  Son detalles que no puedo pasar por alto.

Francamente, ya sé que quizás usted piensa que estoy loco, que exagero un poco o que soy "como todos" y tiene razón en pensar eso.  Empero, le aseguro que no soy así.

¿Dónde consiguió el color de su piel? y ¿de dónde aprendió la inteligencia que tiene?

He detectado, fíjese usted, que las mujeres que han logrado atraerme, tienen un denominador común: son inteligentes.  Y usted lo es.


Finalmente, mi querida.  En virtud de su belleza y con el salvoconducto de ser mejor cada día, debo decirle que aunque la elegancia del pronombre "usted" es interesante, no sé, a veces prefiero el tú o el vos.  Es que no he aprendido a llamar de "usted".

Dígame usted, ¿dónde puedo encontrarla?  Sea usted honesta, mi querida, hágame una seña, guíñeme un ojo, diga una cosa que me haga entender que usted, además de ser hermosa e inteligente, siente precisamente la curiosidad que uno siente cuando recién conoce a alguien.  No es algo profundo, simple curiosidad que se despertó y que es necesario calmar.

Usted, usted, usted.

Usted es...no sé, inspiradora.