miércoles, 19 de diciembre de 2007

Obituario (Parte uno)

El 10 de abril de 2005, a las 22:35 horas falleció Jhon Scarlett. Era el típico conquistador, tenía a la chica que quisiera, más por el sentido de protección que por méritos propios, que por méritos masculinos, de esos que conquistan a las mujeres y que van más allá de lo físico. Claro, la chica con la que estuviera, sería la chica del momento. Un día pasó algo que no estaba entre sus planes, algo que desequilibró sus juegos. Conoció a una chica, su próxima víctima, la deseó e intentó seducirla. Parecía tímida, pero a la verdad era bastante inteligente. Ella no le haría caso a alguien así, ella decía conocer "a los hombres como él".
Obivamente la reacción inesperada de la chica, causó algo en Jhon. Al principio era un reto, algo difícil, pero que finalmente, como tantas, caería. Él creía que era cuestión de tiempo.
Pero no, ella era de esas chicas que son tímidas, inteligentes, increíblemente dulces y suficientemente difíciles, les gusta el que menos pensamos.
Una noche, en su habitación, aceptó entre música romántica y una lágrima recorriendo peligrosamente su mejilla, que se había enamorado. Sentía vergüenza, pena; además, sentía algo nuevo. Jugó muchas veces por el amor y ahora lo encontró. En sus adentros sabía que ese precisamente era el riesgo de enamorarse, sufrir, luchar como tonto, sin sentido. Los hombres sabemos que a veces es imposible, pero qué más da, intentamos, hacemos todo lo que está a nuestro alcance para conquistar a, según nuestro parecer, la mujer de nuestros sueños.
Pensó durante horas qué parte del plan había salido mal, qué podía mejorar para gustarle a la chica, sacó en fin, su lado tierno, que parecía escondido. A la verdad, era miserable, le había huído al amor, por no sufrir. Qué tonto. Creía que amar era algo meramente físico, nada almático. Creía que el amor no era sufrir. No entendía que el amor todo lo sufre, todo lo espera. No entendía que lo perfecto estaba en reconocer lo imperfecto. Alguien es perfecto cuando dice que no es perfecto, porque si dijera "soy perfecto", sería un error, pero si dice lo contrario, a parte de sabio, es inteligente, maduro.
Empezó a agonizar, su corazón latía rápido y despacio, sentía algo extraño en el estómago, como cuando vas a una montaña rusa. Agonizó durante horas, y no hay peor agonía que la que es lenta y dolorosa. Lloró, sufrió, finalmente...murió.
Le preguntaron a su mejor amigo al respecto, y contestó: "siempre jugó a enamorarse, cuando verdaderamente lo hizo, el amor, con pasión, locura y poco respeto, vengó todos los corazones rotos, todas las almas trastocadas. Era miserable: no quería enamorarse; pero es mi amigo, así que desde hoy, en su honor, en honor a los amores y desamores, haré... un obituario..."


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