lunes, 11 de abril de 2011

Domingo y sábado

El sábado en la universidad, junto a mis compañeros, comíamos en la grama, estilo picnic.

Yo comía piña porque no sé por qué me fascina.

Escuchaba cómo opinaban sobre sexo, religión y política, con tan variada delicadeza que parecía que recitaban las vocales, lo cual me pareció por demás ameno, adecuado y digno.

Alguien me preguntó que si alguna vez en mi vida había estado cerca de casarme.  Respondí la verdad, que no.

El domingo pasé la tarde en casa de mi tía, aprecio mucho a mi tía y a mis primos, pero me resulta un tanto soso ir los domingos por la tarde a la casa de una tía, en todo caso acepté ir para compartir, la familia es importante desde siempre y para siempre.  Indisintamente de si la familia es dos o cien personas.
Caminé con mi abuelita a comprar pan, vi las casas bonitas, un perro se nos atravesó, unos niños jugaban con otros niños más chicos, la gente caminaba, unos de la mano, parecían novios de lejos, esposos de cerca (por la edad), todos parecían disfrutar su domingo vespertino.

Regresamos al parque que está cerca de la casa de mi tía, en ese momento supe que quizás ahora, como nunca antes, estoy más preparado para "darme" a alguien.  Me contradije porque estoy en una etapa crítica de mi carrera académica, donde las decisiones pueden costarme caro o ser valiosas.  Suspiré, pensé que pronto, quizás en un par o en un trío de años mi vida puede ser abruptamente diferente.

Nunca soñé con casarme y ser un padre de familia, tener una casa grande, un perro educado e hijos guapos, pero es parte de lo que con el tiempo corresponde hacer.

Recordé que mi tía me dijo en el comedor, mientras le atravesaba el cubierto a una pieza de Kentucky Fried Chicken (valga la propaganda) que es un gran error relacionarse (románticamente) con alguien que viene de un hogar lastimado o destruido, pensé para mí que hay excepciones, que yo por ejemplo vivo sólo con mi mamá, y que no me siento deshecho ni con el ánimo de arruinar la vida de otra persona; no tengo miedo tampoco de compromiso, ni le huyo a las relaciones.

Ahora que sí, a Dios le debo mucho de esos milagros.


La tarde se hizo más calurosa y ya.

Pienso esto: por qué jodidos he amado y no he sido correspondido? por qué jodidos me han amado y no he correspondido? por qué jodidos a veces sí ha habido correspondencia de algún modo, de cualquier tipo y finalmente la cosa no funciona?
Vaya usted a saber.

Diríjase a la ventana más próxima de su casa, exhale aire y pida tres deseos.  Y después de eso, tómese una taza de café con leche (o negro si lo prefiere); después dígale a su pareja, pretendiente o a quien sea, que le ama.  Bésele de ser posible, sonría como loco o loca.

Acto seguido, aún estando en la casa, envíele un mensaje de texto y dígale que es una persona especial, que le invita a desayunar, almorzar o cenar un día a convenir, llévele flores, abrácele, dígale que sólo porque sí se dio esa ocasión.

Después de haber hecho eso, algunos días después, siéntase feliz de ser quien es.  Es usted una persona inteligente.

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