lunes, 4 de abril de 2011

De la frialdad del corazón

Hay personas que me admiran, hay personas que piensan que soy muy enojado.

Lo que es cierto es que soy muy frío, poco expresivo.  Eso por supuesto no me deja fuera de ser detallista cuando quiero serlo, de ser atento cuando la situación lo amerita.  Pero en esencia soy un iceberg, lo admito.

Normalmente soy una papa sin sal.  Pero de cierto les digo que esa papa se adereza y llena de sal cuando alguien lo provoca.

Si tú antes no te peinabas y ahora lo haces, es porque alguien lo provoca.  Si tú antes eras cruel, frío e insensible, y ahora quieres cambiar motivado por alguien, considera la idea de que algo está pasando en tu corazoncito.  Siempre que alguien te hace cambiar para bien, sin pedírtelo, a cosa maravillosa, alégrate, es alguien importante para ti.

Si una persona te hace ser mejor sólo con rodearte, sonríe, empieza a preparar las galas para darle la bienvenida al amor.

Yo siempre digo que soy inevitablemente romántico, desesperantemente quizás.  Pero ni siempre lo fui ni siempre lo soy.   Bueno, por naturaleza soy sensible, siempre cuestiono el por qué de las cosas y eso, pero en general, soy apático, trato de pasar desapercibido y soy, según dice mi mamá, muy serio, lo cual me hace ver enojado o "creído".

Y he cometido algunos errores en mi vida, sé que aunque sin pretender hacerlo, he lastimado el corazón de algunas personas, y me ha dolido groseramente porque por supuesto que jamás quise hacerlo; pero sobre todo porque sé que dañé el corazón de personas que no lo merecían, de buenas personas.

Cuando te das cuenta que tu vida puede bendecir, tanto como maldecir (aunque suene grosera esa palabra), reflexionas sobre tu actuar diario.

Hay momentos en que hay que detenerse, hay otros en que es pertinente acelerar.

Y lo más importante como siempre es proteger los sentimientos de la otra persona.  Cuidar su corazón, anteponer el cuidado a sus sentimientos a tu beneficio, es darte, es ser mejor precisamente por ese alguien.


Al tiempo, todo pasa y todo queda.

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