jueves, 10 de marzo de 2011

Tres cosas sintió el corazón: emoción, intención y miedo.

Emoción de ser amado, intención de amar y miedo de equivocarse o que se equivocasen con él.

Razonó, porque el corazón a veces parece razonar, que nunca se dio a nadie por completo.

Y quiso darse.

Sonrió.  Pensó que se apresuraba.  Y de hecho, se estaba apresurando.

Cómo no apresurar el paso cuando te emociona lo que tienes frente de ti?


Recordó que el enfoque del resto del cuerpo debía mantenerse.  El enfoque de la mente.  Recordó que debía ser inteligente.  Que el pensamiento y la mente no pelean.

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