jueves, 10 de marzo de 2011

La princesa a la que no le gustaba la cebolla

Una vez, en un lugar muy, muy lejano, había una princesa.

Ella era bella (a mi parecer era bella, qué me importa lo que los demás podrían haber dicho), tenía un corazón grande, invencible, de toda una princesa, miembro de la familia real.  Ella a veces le gustaba el color rosa, a veces el rojo, a veces el negro, pero en definitiva, amaba el corinto.

El punto no era el color que le gustaba, es algo subjetivo.  La princesa, bella por definición, hermosa de nacimiento, supo que su vida no sería fácil desde el momento en que notó que en el reino que gobernaba, había aquello que todos odian, o al menos la gran mayoría, pero que por alguna curiosa razón era parte de los alimentos diarios.

La princesa, odiaba la cebolla, simplemente no le gustaba.  Se la habían ofrecido en sus diferentes presentaciones, aduciendo que quizás en alguna de esas, le gustaría, pero no.  Ella se quejaba y cada verz que le servían la comida real, en el plato real, en la mesa real, exigía que le quitaran de ahí la cebolla (real también, por supuesto).


De hecho, la última comida real, un pan con algo que la gente llamaba "panini" (vaya usted a saber por qué), pidió, soberanamente que retiraran la cebolla de su alimento.

Nadie objetó.  Cómo objetar? acaso alguien podría negarle algo a tan interesante, importante y real mujer?

La princesa comía casi de todo, excepto, la cebolla.

En fin.  Una vez, ella tuvo una pesadilla.  Soñaba que la obligaban a comer cebolla, grandes cantidades.  De pronto, en aquel sueño, pasó algo.  En realidad, ése era el frabulloso día (por aquello de las fantasías y el país de ellas), así que todo pasó a ser perfecto.

Conoció a un miembro del pueblo (no era parte de la realeza, pero ella tuvo la deferencia de darle acceso a su vida) del cual, se interesó.  Fueron amigos, porque los amigos se llevan bien y ya luego descubrirían qué pasaría.

Pero coincidió, en que tal como a ella, a éste personaje, tampoco le gustaba la cebolla.

Así que eliminaron la cebolla de sus vidas para siempre.



Post data.
Qué raro soy.  Pensándolo bien, dedico el post a los que como yo, odian la cebolla.


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