miércoles, 23 de marzo de 2011

Entrada 704 y de mis días

No sé por qué tengo mis días difíciles.

Estoy feliz, debería estarlo.  Es que no tengo motivos para la tristeza, seguramente ya se me pasará.

Al final de la tarde creo que mi estado de ánimo empieza a ponerse robusto, medio saludable.

Pienso que estoy mejor, simplemente.

Mis días difíciles vienen y usualmente no avisan, ni tampoco mencionan cuándo se irán.


Esta misma tarde una mujer, la misma de ayer, tuvo a bien hacerme compañía, al menos virtualmente y logró dominar la bestia extraña que hay adentro de mí para estas circunstancias.


Diré aquello que pasó por mi mente mientras comía una lasagna a un costado de la biblioteca de la universidad más importante de mi país, ayer.

No, mejor no lo diré.

El punto es que sólo espero, mi querida, que no te aburras de mí.  Prometo regresar a la normalidad y que la cosa aquella que viste, que pensaste y que pasó en ti al principio, se mantenga.

Ya tú sabes.  Ilumina tu día, sonríe.  Gracias por las cinco de ayer.




No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por tu comentario