domingo, 13 de marzo de 2011

De los mensajes.

Me sentaré a comer poporopos con extra mantequilla y extra queso.  Beberé agua pura (porque la Coca - Cola sólo me gusta a veces) y disfrutaré.

Me sentaré, probaré los poporopos (por korn, en otros países) y aprenderé.

El proceso es bonito.

Esta semana alguien me dijo "tiempo al tiempo" o algo así.  Y pienso que le entendí.

Por primera vez en mi vida, recibí un mensaje de esa persona el seis de marzo de dos mil once, a las dieciocho horas con treinta y cinco minutos y treinta y seis segundos.  Sólo me quería notificar que tenía guardado mi número.

Su segundo mensaje, doce minutos más tarde, explicaba que había extrañado conversar conmigo un día en particular, a una hora en particular.

El tercer mensaje, decía que "soñara con los angelitos".

El cuarto mensaje me deseó un buen día y sospeché que le agradaba, dijo que había empezado con el pie derecho su día porque había leído este blog.

El quinto mensaje confirmó, con su carácter particular, la aceptación a mi invitación.

Del mensaje seis al mensaje sesenta y siete, ha dicho muchas cosas.  Me mantiene intrigado en la espera entre uno y otro.  Disfruto leerlos, me entretengo, río, me pongo serio.  Y ya.

Ya.  Eso es todo.

Buena noche, buena tarde, buen día.

Sonrían, sean felices.


Post scriptum.  A quienes preguntan o preguntarán, o a quienes no se atreven pero quisieran hacerlo, los posts que yo publico en este blog, son posts nada más.  Usualmente no van dirigidos a nadie, aunque hay excepciones extraordinarias, y las personas se dan por aludidas.  No uso nombres, no sé por qué, no es una regla ni nada, sólo es una costumbre rara que este raro personaje tiene.

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