martes, 15 de marzo de 2011

Carta de un amor no correspondido

Amada:

Por este medio decidí comunicarte desde lo más profundo de mi corazón, con los sentimientos que me afloran, una lágrima rodando sobre mi mejilla y después de varias horas de discutir conmigo mismo, lo que he llegado a comprender.

Comprendí que sin importar cómo o cuánto te ame, tú nunca me corresponderás.  Logré entender que mi amor, a pesar de la intensidad y la cantidad que tengo hacia ti, hacia tu alma, tu corazón y tu ser integral, no te importa; ni te conmueve ni te interesa.

No todo ha sido tan malo.  Gracias a ti comprendí qué siente aquel que ve a la mujer que más ha amado sobre este planeta, con otro.  Ahora sé la cosa punzante que se siente en el corazón cuando descubres que poco a poco me estás cambiando por alguien más.  Sé la desgracia y el sabor amargo que se siente cuando ves al amor de tu vida sonriendo al recibir una llamada extraña y un mensaje sospechoso.

He comprendido también que nunca te dejaré de amar.  Que me duele profundamente el amor que te siento; pero también sé que, inexplicablemente, me alegra verte feliz, aunque no sea conmigo.

Desconozco la cosa que hay qué hacer para llegar a tu corazón.  Tal vez nada, el idiota del que te enamoraste, que después te dejó por tu mejor amiga, no hizo ninguna cosa, sólo se peinaba de forma rara y usaba atuendos con los que, según tú, se veía "a la moda".

No me amas y seguramente nunca me amarás.  Yo te amo y quizás nunca deje de amarte.



La diferencia entre tú y yo.  Es que yo soy feliz, porque aunque no soy correspondido, te amo.  Tú en cambio, por la incapacidad de amar, jamás disfrutarás de aquello que sólo un selecto grupo de personas tenemos, la pasión y la necesidad de querer estar con alguien.







No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por tu comentario