jueves, 30 de diciembre de 2010

Reportando

Ayer hice un par de entrevistas, retomando el periodismo reporteril puramente.

Una entrevista a un candidato a alcalde y otra a un rinconcito especial, donde el arte exuda por todos lados, llamado Arte Café.

En ambos casos sentí que era como volver a mis inicios periodísticos.  Andar conciliando la hora de la entrevista, corriendo, pensando en la próxima pregunta cuando aún la persona no ha respondido, etcétera.

Pero pensando en todo eso, saqué un poco de tiempo en la oficina y todo el relajo que tengo (enviando cotizaciones, leyendo precios, haciendo cálculos, etcétera) para escribir en este mi querido blog.  Porque no quiero que el año termine sin ir mencionando algunas cosas.

Siempre he pensado que en esta era de la sobreinformación, todos saben todo de todos.  Y no porque las personas quieran meterse en asuntos que no les importan, sino porque así es sencillamente.  Ya no hay forma, con un par de llamadas es posible averiguar cualquier cosa, siempre y cuando se tengan los contactos, porque de contactos parece que vive la gente.

En el amor y en la guerra todo se vale.  Qué ironía.  El amor nada tiene que ver con la guerra, pero tienen en común que pueden valerse casi de los mismos artilugios para conseguir aquello que se pretende.


Post data.  Te amo, todavía.  Aún unas horas.

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