sábado, 25 de diciembre de 2010

Historia comercial

Gustavo, era su nombre.  Alicia, era su nombre.

Gustavo enamorado de ella.  Ella enamorada de Ramiro.  Ramiro, enamorado de Alicia.

Ramiro no era novio de Alicia, no sé si por idiota o por miedo al compromiso.  Pienso que cuando uno ama en serio, lo que quiere es estar la mayor parte del tiempo al lado de esa persona y asegurarse que así será el resto de sus vidas.  NO hablo de casarse, hablo de algo que trasciende el formalismo del matrimonio y acrecienta la pasión del amor.  Hablo de una cosa espiritual, de eso que pasa en el estómago, en la mente y en el corazón cuando le ves.  Una cosa especial.  Eso que sucede.

Gustavo amó a Alicia mucho antes de que supiera su nombre.  La amó a distancia, en silencio, la contemplaba cada día en el súpermercado donde ella trabajaba.  Él iba a comprar cualquier cosa con tal de verla.  Ella sospechaba de la soledad de ese tipo que frecuentaba el lugar y hacía fila en la caja donde ella estaba aunque tuviese muchas personas.  Claro, las otras cajas tenían menos personas esperando, pero él escogía la de ella, para verla aunque sea unos instantes.

Alicia se enamoró de Ramiro porque eran compañeros y porque cuando uno pasa mucho tiempo con una persona, siempre termina enamorándose, por costumbre, porque la costumbre y el acomodamiento a alguien, frecuentemente es confundido con amor.  La gente cree que amar es saber todo de alguien y que alguien sepa todo de ti; o que amar es divertirse al lado de alguien y sentir que el universo fue creado para ese instante que se recicla esperando el próximo.

Pero se enamoró al fin y al cabo, como sea.

Un buen día, Gustavo se armó de valor, le preguntó a Alicia su nombre y ella lo dijo.  Justo ese día, en ese instante, Ramiro la tomó por sorpresa y le robó un beso.


Gustavo dejó de comprar en el súpermercado; Alicia resultó embarazada y fue una madre soltera y Ramiro se cambió de ciudad huyendo de la paternidad irresponsable de que ahora era acreedor.

Y así terminó esta historia.  Por cierto, no es una salida fácil ni corté de "tajo" el relato.  Así sucedió en realidad.  Eso pasa en el amor, siempre corta de súbito nuestras esperanzas, siempre aparece sin que nadie lo invitara.  La vida es así.

Todo pasa y todo queda.

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