jueves, 16 de septiembre de 2010

Relatos de mi vida (parte IV)

Hoy fui a mi última cita al dentista y tengo demasiadas cosas por hacer.  Las tareas se me han multiplicado pero decidí escaparme un momento para continuar con estos relatos de mi vida que me tienen apasionado realmente.

Después de la desilusión tan grande que me llevé al ver que la chica que yo quería había desaparecido (click aquí para ver anterior relato), tuve la oportunidad de reiniciar mi vida en nuevo establecimiento educativo (cuando tienes doce años de edad crees que tu vida está a punto de acabarse y que tienes que enamorarte o morirás virgen, o soltero.  Lo cual, por supuesto, es absolutamente falso).  Así que desde el primer día iba con esa consigna.

Noté que había una chica que me parecía MUY conocida entre las decenas que habían allí.  Era la misma que en la pre primaria me había gustado.  Las pecas parecían haberse multiplicado.  Estaba más alta de lo que recordaba y muy bonita.  Pero no la reconocí.  Y no la reconocí porque el tiempo es ingrato también.

Yo la veía insistentemente, pero no porque me gustara o algo, sino porque me parecía conocida y quería descifrar quién era.  Supongo, por lo que pasó después, que ella imaginó que yo gustaba de ella.

Algunas personas cercanas a ella me dijeron que yo le gustaba.  Debo mencionar que ella era algo así como "la más bonita de la clase".  Aunque no estaba en mi clase, pero sí en mi mismo grado.  Por ser un establecimiento experimental, había mucha gente y eran cuatro secciones.  De tal manera que también habían suficientes chicas, que siempre son mayoría en todos lados (no sé por qué se quejan de machismo y discriminación, siempre son más).

Un buen día, a la hora de salida yo estaba en el bus, esperando irme.  A tiempo subió un compañero que era del tipo rudo, que le pegaba a todos y parecía enojado o confundido y especialmente conmigo.  Me dijo "mirá, ella quiere hablar con vos", yo lo vi un poco extrañado porque yo sabía que a él le gustaba ella.  Así que al notar mi expresión continuó diciendo: "le dije que me gustaba, y me dijo: si pero a mí el que me gusta es Pablo".

Por supuesto que me reí.  Sin mover un sólo dedo había conseguido dos cosas: gustarle a la más bonita y darle una bofetada a alguien que todos temían por su rudeza.  ÉL se molestó claro, pero lo aceptó mejor de lo que probablemente yo lo hubiera hecho.

Bajé del bus y allí estaba ella.  La invité a sentarse conmigo, porque aunque no me interesaba, debía dar una buena apariencia.  Hablamos cosas vanales, seguro no la impresioné (antes no hablaba tanto como ahora) y eso fue todo.

Luego pareció enfriarse la cosa. Y al ver mi falta de interés, buscó a alguien más supongo.

Ella era del tipo que cambiaban de novio bastante seguido.  No era lo que me interesaba.  Algún buen día recordamos que nos habíamos conocido desde los seis años de edad, eso, porque en la reunión de padres de familia, nuestras mamás se encontraron y ya ni modo, nos reconocimos.

Terminó siendo una gran amiga.  El domingo nos reuniremos junto con un grupo de gente de esa época (wow, qué recuerdos viejos) porque ella pronto será mamá.  Es casada hace poco menos de un año.


Después pasaron cosas que marcaron mi vida y que en definitiva, me han hecho ser quien soy hoy.  A partir de entonces, empezaron a suceder cosas que definieron mi personalidad de forma tajante y me han convertido en el que escribe este blog...(continuará).

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