Carta número siete

Hoy me dijiste que "¿por qué te veía así?".

En realidad no planeé verte, sólo volteé mi vista y estabas allí, delante de mí; y tal cual, como te dije, como si se tratase de una obra de arte, me permití admirarte unos segundos. Estaba haciendo eso cuando te diste cuenta, y de pronto, brutalmente recibí una llamada de la tierra para bajarme de las nubes.


Por cierto, ¿has notado que con el paso del tiempo has aprendido a respetar y proteger los sentimientos de los demás, en parte, gracias a mí?, no lo menciono como algo de lo que me regodeo, sólo me parece curioso, agradable porque si sé que te estoy bendiciendo, soy feliz.


Siete es el número de Dios, eso dicen. Yo estoy muy feliz, por si no lo sabías. Feliz porque no tengo motivos para la tristeza. Sólo feliz, sin razón aparente. Siete es el número de cartas que he escrito a la fecha, esas cartas que quisiera que las recibieras en el buzón de tu casa, pero que como los tiempos han cambiado, los amores también. Siete, siete.


El amor es amar de tal manera a alguien, que sos capaz de dar tu vida o a tu hijo unigénito. Amor es no querer a alguien como vos, sino a vos. Amor es todo eso que no tiene nombre, que sólo se hace.

El amor no se ve, se siente, y aún más cuando estás a mi lado.


Mmmm, otra cosa! Anoche, no podía sacar de mi mente esta frase, nunca la había escuchado, pero no me dejaba en paz, no podía dormir: "Mucha gente hace el amor; a mí, el amor me ha hecho". Todo lo que soy, se lo debo al amor, porque Él es el amor.

Jajaja. Amor, amor, amor. Ya!, ya!, ya!

Ahora estoy serio, con el seño casi fruncido, así como cuando la gente me dice que estoy enojado, pero que en realidad sólo quiero comunicar mi descontento con algo.



Gracias por amarme a tu bonita manera. Por supuesto que me gusta.



Post data. Todo el mundo está esperando leer algún comentario tuyo acá. Sos increíblemente bonita y adorablemente imperfecta. Pero sobre todo, sos una gran bendición. Sos transversal en mis días.