jueves, 22 de julio de 2010

Entrevista

Gabriela Tellez y Alejandro Zalan son un par de chicos de Nicaragua a quienes he tenido la oportunidad de tratar, gracias a este blog.

No contaré la historia de ellos, no es lo que me interesa.

Alejandro me preguntó hoy algo al estilo de un periodista que sabe que incomodará frente a las cámaras de televisión nacional a su invitado, quien por supuesto no puede negarse a responder, estaría en juego la imagen de toda una vida.

Me preguntó "Todos tenemos metas en la vida. ¿Cuál es tu meta amorosa?"

Mi respuesta es: mi meta amorosa es hacer feliz a alguien.


Quiero mencionar que no paso todo el día pensando en el amor, de hecho, la mayor parte del tiempo me juzgan de ser frío, insensible, poco expresivo, que nada me importa, que todo me da igual. Pero si me preguntan sobre mi "meta amorosa", definitivamente me gustaría hacer feliz a alguien. Alguien dirá que es muy noble pero ingenuo desear que otro sea feliz, y yo no. En realidad, cuando amas de verdad, la felicidad de la otra persona, es tu propia felicidad, no hay fórmulas mágicas.

A mí me sorprende honestamente la madurez emocional de Alejandro, digo para hacer ese tipo de preguntas.

Segundos después, otra chica de Guatemala a quien sí conozco y que mañana estará de cumpleaños, me preguntó "¿crees que soy una persona fría, que no tengo sentimientos?". Sonreí y pensé que tenemos una epidemia.

Gente que no dice lo que siente. Gente que hasta se considera INCAPAZ de sentir, simplemente NO SIENTE NADA. Eso, mis queridos, sucede por la sociedad que tenemos. Gente que no quiere compromisos, que no se quiere arriesgar demasiado para no salir de su zona de confort. Gente que por supuesto, no siente o no sabe expresarse, y no porque sean malos, sino que han creado una coraza, un mecanismo de defensa ante la vida. Usualmente, a nivel psicológico (esto es verídico y comprobable) se da cuando en nuestra infancia alguien tuvo que ocupar el papel de amarnos, de expresarnos amor (usualmente uno de nuestros padres o encargados) y no lo hizo. Tuvimos un padre o madre poco expresiva o no tuvimos a una de esas dos figuras. Esto hace que nosotros no hayamos aprendido a expresarnos. Esto nos impermeabiliza para sentir. Y como mecanismo de defensa, nosotros ya no esperamos nada de nadie. Porque de la primera persona que esperamos amor, no nos lo dio. Y así, de forma inconsciente (entiéndase: SIN DARNOS CUENTA NI HACERLO VOLUNTARIAMENTE) empezamos a dejar de ser expresivos y a no permitirnos sentir ni abrirnos a nada relacionado con lo relacional, lo sentimental o lo amoroso.

Claro, si a eso le sumamos la constante lluvia de fracasos sentimentales que existen por muchísimas razones más, nos volvemos ICE-BERG capaces de hundir varios Titanic.



Después de la anterior clase de psicología, agregaré algo. Cuando reconoces que un problema de los anteriores te afecta, es tiempo de cambiarlo, de confiar en las personas, de considerar ser expresivo, de aprender aquello que de chico o chica no pudiste hacerlo. Ánimo

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por tu comentario