jueves, 10 de septiembre de 2009

Te dedico mis palabras

Te quiero dedicar las próximas palabras que escribiré. Quiero ver tu rostro dibujado en mi mente mientras escribo cada letra, quiero sonreír sin razón aparente, sentirte mía y sentirme tuyo.

Tengo la ilusión de saber quién eres. Descubrir qué guardas en tu corazón, cómo piensas, a qué sabes. Quiero intentar comprender por qué apareciste en mi vida aquel día, sin avisar y de golpe. Me gustaría disipar el montón de sentimientos amuchados en mi corazón, esos sentimientos que reclaman agónicamente el exceso de trabajo que han tenido en los últimos días.

Estas palabras, que no serán mucho, quiero dártelas. Ahora puedo ver tu sonrisa en mis memorias, siento tu piel sobre la mía y recuerdo cuando recliné mi cabeza en tu hombro encontrando cobijo maternal, femenino; reaccionaste de la mejor manera, apretaste duro mi mano, me abrazaste y quisiste decir algo que no fue necesario. Me gusta verte como te ví, timoratamente, con gran deseo de tenerte. Me gusta hablarte como te hablé, sin mediar una sola palabra. Me gusta tu sonrisa cuando reacciona ante mi acercamiento. Me divierten tus nervios al proponerte el secuestro de un beso de tus labios. En fin, sólo quería demostrarte que cuando pienso en ti, los sentimientos afloran, las palabras fluyen y mis manos no pueden dejar de escribir.

Siempre que te pregunto respondes “sí, lo sé”. Hoy te volveré a cuestionar al respecto: ¿ya lo sabes verdad?, te amo.




Post data. Antes que alguien se acerque a preguntarme sobre a quién me refiero en este post o de dónde fluyó la inspiración, mi respuesta es que la inspiración siempre está allí, sólo está esperando encontrarte trabajando. Y no hablo sobre alguien precisamente, sólo dejé que los latidos de mi corazón se aceleraran, pensé en varios momentos de mi vida y en varias personas que me gustan. Yo no me enamoro, por el momento.

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