lunes, 14 de septiembre de 2009

De la necedad, la ansiedad, la pasión, la locura y el destino

Iniciaré diciendo que personalmente soy necio, ansioso, apasionado, loco y creo en el destino (no creo que él maneja todo, pero sí me parece que controla ciertas tretas). Soy terco, incansable, voluble, apasionado, soñador, desesperado y desesperante.

En fin, la cosa importante es mencionar que a veces uno desea hacer algo, seducido por las ganas, la ansiedad, el deseo y sencillamente el destino ya planeó otra cosa. El destino se encargó de jugar con sus caprichos, de hilar una tela distinta de la que uno había planificado.

No sé si todos han tenido la experiencia de ver fijamente los ojos de otra persona, quien sea, pero para mí resulta una de las cosas más gratificantes. Te adentras en sus sentidos, en su vida, en su alma y descubres muchas cosas. Obviamente el asunto es más espectacular todavía si miras los ojos de alguien que te agrada, te gusta o de quien estás enamorado.

Si te agrada, pues te sentirás feliz y será divertido ver fijamente el brillo, fulgor y tamaño de sus ojos.

Si te gusta, querrás acercarte más y más, hasta rozar su cara.

Si estás enamorado, acercarte quizás no haga falta (aunque sería un complemento excepcional), bastará con observar durante algunos minutos y darle un abrazo, eso te llevará al éxtasis.

En definitiva es toda una experiencia conseguir penetrar en la mirada de otra persona. Te adentras, te insinúas, te relacionas, te enajenas en los sentidos de esa gente que decidió verte también. Una mirada recíproca, un deseo mutuo.


¿Qué relación tienen las miradas con la necedad, la ansiedad, la pasión, la locura y el destino?, pues para mí ha resultado una relación directa, estricta, ínfima.

Y punto. Ahora pues ya no podré más. Talvez nunca vuelva a ver a otra persona a los ojos, porque me asaltará el recuerdo de un momento pasado que no se concretó o quizás lo logre hacer, talvez me adentre en su alma y posea sus sentidos aunque sea por unos instantes, talvez me adueñe de ella por escasos minutos. Y habrá valido mucho la pena. ¿De qué estoy hablando?, no me queda claro. ¿Quién soy?, no consigo entenderlo.

Ah destino raro. Quizás en otra vida. Quizás nunca. Así es esto. Mejor sólo el deseo, mejor sólo las ganas, eso hará que todo sea perfecto, porque está idealizado en nuestras mentes.

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