martes, 25 de agosto de 2009

DE LOS PROCESOS

Pensándolo bien, además de la comunicación, sus procesos, sus medios y las mejores formas para comunicarse, también me gustaría aprender sobre antropología, sociología y psicología. Qué interesante cómo se dan algunos procesos sociales, ya sean individuales o masivos.
Y quizás es por ello que al ver cómo sucede el proceso de enamoramiento en un par de personas (o en una persona) me divierto, seguramente porque soy muy observador.

Pero ahora en realidad lo que quiero decir con este post es que debemos aprender a disfrutar esos procesos, no saltarlos. Ya dijo alguien: es como un pastel. ¿Qué pasa si te comes el pastel aborazadamente, de un sólo mordisco?, pues no lo disfrutas tanto como si saboreas cada detalle, desde la guinda, hasta cada uno de los ingredientes que lo conforman. O como escribí antes (idea que tampoco es mía, la leí en el libro “Él y Ella”), las relaciones deben llevarse como cuando se vuela un barrilete o cometa.

Un barrilete (así le llamamos en Guatemala) para que tome altura debe saber maniobrarse. Si soltamos todo el hilo, entonces el barrilete subirá súbitamente, de golpe, pero pronto caerá al suelo. En cambio si tiramos el hilo hacia abajo en algunos momentos y en otros instantes lo soltamos un poco, el barrilete irá tomando altura de forma inteligente, irá elevándose poco a poco, lentamente pero de forma segura. De tal suerte que podrá disfrutarse de un vuelo perfecto.

Así que igual son las relaciones. Si sueltas el hilo de la relación súbitamente, si te dejas desbordar por la pasión, entonces la relación tomará una altura que no le corresponde, tendrá una altura que no es apropiada y que con la misma velocidad con la que subió, así descenderá en picada.

Lo más sabio es saber mantener la tensión. Así como un barrilete. Esa tensión que se mantiene en el hilo. Esa tensión sana que provoca que un barrilete se eleve con mesura, despacio y DISFRUTANDO DEL PROCESO.

Debo reconocer que yo soy de las personas a las que les gusta acelerar los procesos. Soy impaciente, pragmático, voy a mil revoluciones por minuto, pero he aprendido a sentarme a disfrutar. He aprendido a que tengo que respetar y aprovechar para ver cómo son los rasgos que EL MAESTRO va dibujando.

Espera. No apresures los procesos. Ve despacio, poco a poco.

Enamórate, pero disfruta cada etapa, no las saltes. Eso hará que la relación sea más fuerte, segura y que tenga una base sustentable lo suficientemente hecha, como para no desmoronarse.

Así que yo he decido esperar, disfrutar, contemplar. Eso sí, LO MÁS IMPORTANTE DE ESPERAR, ES SABER CUÁNDO HA LLEGADO EL MOMENTO DE ACTUAR.



Hoy me siento en la silla reclinable con rodos que está frente al computador de mi habitación, enciendo la radio, chequeo los periódicos en Internet (esa manía periodística de mantenerme al tanto de todo), leo comentarios del blog (si es que los hay), respondo e-mails de amigos que necesitan algún favor o que simplemente quieren saludar, platico con alguien vía Messenger, pienso en las tareas de filosofía que tengo que entregar el sábado. Pero en definitiva estoy más calmado, la revolución de sentimientos que causó Diana el otro día se está calmando (porque trato de mantener la cordura, he aprendido a dominar mis emociones, gracias a Dios) y trato de contemplar. Simplemente intento disfrutar, esperar y ver qué sucede. A lo mejor el destino me sorprenda otra vez. Quizás me enloquezca, talvez me haga sufrir, no sé. Pero he decidido de una vez por todas disfrutar. Sonreír y decidir ser feliz pese a las circunstancias negativas.



Post data. Hey! Dianita?, relájate, disfruta el momento; sufre cuando duela; disfruta cuando guste; sonríe, pero en definitiva toma una decisión radical: SÉ FELIZ SIEMPRE. Sé que eres lo suficientemente inteligente como para comprender lo que te digo. Respira profundo, observa el panorama y relájate, sé feliz. Me gustaría que aprendieras a disfrutar el sufrimiento, aunque suene contradictorio. Que aprendas a percibir cómo las cosas van cambiando, cómo todo va perfeccionándose. Sigue confiando en Dios, Él tiene mejores ideas que tú para ti misma, nunca lo dudes. Confía solamente, sé paciente (aunque creas que “ya has sufrido mucho”), trázate un objetivo íntegro; lo más importante de esta vida no son las cosas que generalmente tenemos como más importantes precisamente. Lo más importante es eso que no se ve, para lo que no hay ninguna escuela ni universidad; son esos detalles que únicamente el espíritu y el alma comprenden. No te olvides: los encuentros más importantes de esta vida ya han sido planeados por las almas, antes incluso de que los cuerpos se hayan visto.

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