martes, 25 de agosto de 2009

De los amores platónicos

Si me preguntan sobre alguna actriz que capte poderosamente mi atención, podría mencionar varias, entre ellas: Angelina Jolie, Scarlett Johansson, Rachel McAdams y Kate Winslet. Cualquiera de ellas me haría feliz, al menos eso supongo.

Son amores platónicos porque son idealizados, los hago perfectos en mi mente. Supongo que tomar la mano de Angelina Jolie o ver recíprocamente los ojos de Kate Winslet, es un éxtasis.

Pero a decir verdad, la característica de los amores platónicos es que son IMPOSIBLES y ese estigma de absurdos, es lo que nos hace evocar emociones distintas y especiales. Hay excepciones en donde ese tipo de romances se vuelven realidad. Por ejemplo, una alumna con un profesor. Pero en realidad, es mejor cuando se mantiene ese platonicisimo.

Y es mejor porque cuando consigas tener a esa persona te darás cuenta de varias cosas, entre ellas: que la persona no es perfecta, que no era como la idealizabas en tu mente (uno siempre le atribuye un sin fin de características que generalmente terminan no siendo reales) y que sobre todo, tu vida no caminó sobre nubes a partir de ese momento, porque esa persona es un mortal con una montaña de errores, como era de suponerse. Es decir, relacionarte románticamente con un amor platónico, sólo conseguirá que eso que te hace “sentir en las nubes”, se deshaga, porque notarás que el chico o la chica en cuestión, NO ES COMO HABÍAS IMAGINADO. Y no es como lo habías imaginado, porque tú imaginas perfección, exactitud, un diseño hecho por tu mente y además de eso, por ser platónico, pues he de suponer que no le conoces, de tal forma que no puedes definir su perfil sólo con verle de lejos.

Si me preguntaran sobre mis amores platónicos, diría que sería feliz con sacarme una fotografía con alguna de ellas (quizás besar a Angelina Jolie), pero definitivamente preferiría seguir manteniendo ese hermetismo, para que esa cosa que me hace sentir nervioso al verla, un revoloteo extraño en el estómago, nunca desapareciera. Ya decía Arjona: “cuando el amor se hace fácil, uno para de soñar”.

Así que si tú tienes un amor platónico (un profesor, un actor, un cantante o incluso un compañero de trabajo o de estudios, de esos que vemos “inalcanzables”), no luches por hacerlo posible. Lucha por mantener intacta esa ilusión, por tener allí esa perfección imaginaria.

¿Qué sería de nosotros si perdiéramos todas las ilusiones porque ya conseguimos saciarlas?

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