domingo, 23 de agosto de 2009

Relato

Las cámaras encendieron las lucitas color rojo cerca de la palabra "REC".

Los fotógrafos afinaron el foco y buscaron el objetivo que sería cerca de la boca de ambos. La unión de esas bocas.

La prensa sensacionalista los seguía por todas partes, sabían que pronto, tarde o temprano acontecería tal momento romántico.

Él se moría por tocar los labios de ella con su boca. Ella estaba nerviosa porque sabía que él lo intentaría y no sabría cómo reaccionar. No sabría si portarse accesible o un poco complicada. Si se mostraba accesible, él podría creer que era una mujer fácil. Si se hacía la difícil, tal vez él creyera que no le interesaba y tampoco deseaba eso.

Iban hablando de cosas divertidas, él estaba fino esa noche con su sentido del humor que le caracterizaba. Ella se veía muy atractiva. Ella era alta, delgada, blanca.
Era delgada, pero no tanto. Era alta, pero no tanto. Era blanca, eso sí.

De pronto se encontraron frente a frente.

Él estaba nervioso pero sabía que era su oportunidad. Ella se veía bien, parecía perfecta.
La chica tuvo un aire impersonal, como quien no quiere la cosa. Y entonces él dudó, creyó que quizás se molestaría por el atrevimiento. Pero entonces recordó que una vez una amiga le dijo "nos encanta cuando alguien nos sabe robar un beso".

Se armó de valor, se acercó a ella y...

Las cámaras iniciaron a filmar. El tiempo empezó a correr en cámara lenta. Los flashes se acomodaron.

Se acercó a ella y...ella se quedó inmóvil, cerró sus ojos. Cuando por fin se rozaron sus labios, el chico sintió todo. Un escalofrío recorrió su cuerpo, vinieron miles de imágenes a gran velocidad a su mente, como si en ese instante se estuviera escribiendo una página importantísima de su vida. Ella no pensó, sólo sintió ligero todo el cuerpo, algo en el estómago le pasó. Quiso reír de pronto, o llorar. Sintió que estaba equivocándose, pero quiso entregarse de inmediato. No lo dudó y lo besó también.

Al siguiente día los periódicos publicaron fotografías de ese romántico momento. Los canales de televisión hicieron famoso el acontecimiento. En los trabajos todos comentaban sobre el asunto, como si se tratase de un asunto de las Naciones Unidas.



El mundo fue más feliz por un instante. Fue mejor cuando un par de personas, después de tanto tiempo de querer hacerlo, lo hicieron, experimentaron eso. Eso que no pudieron explicar.


Ella lo abrazó, volvió a buscar sus labios para continuar besándolo.

Cayó una llovizna exquisita que cundó de romanticismo la atmósfera. Cuando ella estaba completamente mojada, lo vio y rió como loca. Él hizo cara de extrañado y ella volvió a reír. Lo abrazó, lo observó como quien aprecia la obra de arte más preciada de un museo y se aproximó muy lenta a besar al chico otra vez. Entre abrió la boca y cuando sus lenguas se tocaron, sintió que era perfecta; se sintió la mujer más deseada del mundo.


Esa noche escribieron la historia.



Los periodistas sacaron una nota impecable. La luna sonrió. La lluvia se alegró.

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