“Luna gardenia de plata que en mi serenata te vuelves canción”, así dice una de las canciones más populares de mi país. Sigue “calles bañadas de oro…” y termina “tú que me vista cantando, me ves hoy llorando mi desilusión…Luna de Xelajú, me diste inspiración y hoy consuelas la pena por una morena que me abandonó…”. Jaja, algo así, no me la sé exactamente.
Xelajú. Quetzaltenango. Es una de las ciudades más importante de Guatemala. De hecho, es la segunda ciudad más importante después de la capital. Es histórica en cada una de sus calles, tiene aspectos arquitectónicos muy alabables (tal como el Patrimonio Cultural de la Humanidad: Antigua Guatemala), tiene impresionantes monumentos, acuña en sus rincones la cultura y tradición maya viva (se habla el idioma quiché y se guardan otras tradiciones propias). Es un lugar frío. Para bohemios, enamorados, poetas, locos, raros, amantes. Tiene en sus calles un homenaje a Paco Pérez, el autor de la canción con la que abrí este post. Posee las populares Fuentes Georginas (baños termales naturales), volcanes impresionantes para aventureros y en sí, es un destino por demás interesantísimo.
Así que prontamente visitaré esa ciudad histórica, colonial, mágica. Si alguien quiere acompañarme a vivir ese romanticismo puro, puede hacerlo.
Bueno, suena como a que es primera vez que voy a esa ciudad, en realidad no. Conozco muy bien (tampoco es mi segunda casa, pero sí conozco) y disfruto cada estadía en esas “calles bañadas de luna que fueron la cuna de mi juventud”, como dice la canción. Canción que por cierto la ha cantado incluso gente mexicana como Pepe Aguilar y, sí, el mismísimo Pedro Infante.
Al mismo tiempo haré una parada en El Valle de Almolonga, que es un municipio de Quetzaltenango (Xela, no chela), pero es muy peculiar. Es el único lugar en el mundo que tiene cuatro cosechas al año, además las verduras tienen un tamaño impresionante; lo admirable es que son cosechas naturales totalmente, pero son de un tamaño que científicos aún no entienden. Según dicen (este lugar no lo conozco), el 70% de los habitantes habla quiché pero no entiende español, lo cual es interesante. Hay un solo policía y han cerrado la gran mayoría de bares y cantinas, para abrir Iglesias. La mayoría de los habitantes comenta que la bendición de las verduras y frutas gigantes y el récord de las cuatro cosechas al año, se debe a un asunto divino. Antes era un lugar muy pobre, donde abundaban las borracheras. Ahora todos son prósperos y esto obedece a que decidieron pedirle a Dios saciar su hambre. Esa es la versión oficial; aunque la ciencia dice que debido a que es un poblado ubicado entre dos volcanes y que en medio pasa un río, es normal lo que sucede con la tierra. Ahora bien, no siempre fue un lugar milagroso y ese es el punto.
Después iré a las Fuentes Georginas (que tampoco conozco) que son aguas termales, como ya dije, naturales. Le atribuyen poderes milagrosos para curar afecciones de los huesos y de la piel, debido al alto contenido de azufre en el agua y al calor.
Luego me traslado a un departamento que también es frontera con México: Huehuetenango. Es la cuna del reino mam. Allí se habla quiché y también mam (idiomas que se derivan del protomaya). Huehuetenango es conocido porque desde allí se puede observar la Sierra de Los Cuchumatanes. Una sierra es un conjunto de montañas y volcanes y la de Los Cuchumatanes es la más grande y alta de Guatemala. Hay lugares donde la vista es impresionante, pudiéndose observar algunas partes de México. Es, según dicen “como estar en el cielo” debido a la altura. Está el mirador Juan Diéguez Olaverri donde se puede observar la ciudad y está el poema que escribió a Los Cuchumatanes el poeta con el nombre del sitio.
También se puede contemplar la ciudad mam de Zaculeu, donde básicamente hay ruinas, no tan descomunales como las del Parque Tikal en Petén, pero sí hay ruinas y vestigios.
En fin. Esos son mis próximos rumbos.
A mí me parece interesante. En diciembre, Dios mediante, conoceré el mundo maya que está en el Parque Nacional Tikal en el departamento más grande de Guatemala: Petén. Y también tengo pendiente conocer el caribe guatemalteco en la isla de Livingston en el departamento de Izabal. Está conformado por habitantes de raza negra (garífuna), quienes no son mayas obviamente. Es una raza totalmente diferente de personas que emigraron de África hace muchos años. Ellos mantienen su idioma garífuna, sus tradiciones africanas y están ubicados en una isla ubicada en el norte del país. Se como “rice and bean” (arroz y frijol, pero dulce), también pan de coco y otras delicias de la gastronomía de ese lugar. Pero, ese está pendiente quizás para principios del otro año.
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