lunes, 15 de junio de 2009

Otro de Él y Ella

Él planea cómo será cada segundo a su lado en las maravillosas y matemáticas oportunidades en que se encontraran cada semana (aunque nunca resulté de esa forma) y ella simplemente cumple con su agenda de actividades.

Él hace su mejor esfuerzo para estar bien el día que se encuentren; ella lo ve como uno más. Él se muere por llamarla y cuando finalmente lo hace los nervios lo traicionan; ella simplemente contesta su teléfono. Él le manda un mensaje de texto, el cual re escribió varias veces para que llevara la intención de su corazón a cabalidad; ella lee uno de tantos mensajes que le entrarán ese día.

A él le gusta ella, conoce cada uno de sus movimientos. Ella a penas sabe que el chico existe.

Él es tímido. Ella es la más popular. Las opiniones de él son escuchadas, nada más. Las de ella siempre son las mejores, las más aplaudidas. Todos sonríen al verla a ella; a él simplemente lo saludan, es impopular, aunque cae bien.

Ella es fotogénica; él saca fotografías, pero por lo mismo nadie lo conoce.

Él podría describir a cabalidad cómo se viste ella, sus colores preferidos, la forma en qué camina, cuánto tarda en hacer tal o cual cosa, porque él ha medido matemáticamente cada uno de sus movimientos. Ella ignora, y no le importa, las cosas que él hace.

Él sueña con ella. Ella simplemente duerme.

Él prepara su mejor sonrisa para saludarla. Ella nada más corresponde de forma social.

Él escribe pensando en ella. Ella simplemente lee.

Él nunca se lo ha dicho abiertamente. Ella ni siquiera lo sospecha, se evita esa molestia, es algo inusitado, inesperado, innecesario y a caso: feo.

Él literalmente daría su vida por ella. Ja, ella se cuida con egocentrismo mal educado ante cualquier peligro.

Él y ella.

Él hace su mejor esfuerzo por verse bien. Ella simplemente acomoda su belleza frente al espejo.

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