lunes, 3 de septiembre de 2012

El amor de mi muerte, el amor de mi vida

Paradójica, contradictoria, irónica.  Así es ella, el amor de mi vida, de mi muerte.

Ella no es como las demás, es diferente, es rara.  Tiene esa angustiante costumbre de hacerme esperar por su respuesta cuando la invito a una cita. Sabe muy bien cómo hacer que la ruegue sin que parezca "una chica difícil".

Yo le amo, ella me gusta. Me gustaría conquistarla, saber que se enamoró de mí por aquellas cosas que no pretendían justamente eso, sino que me ama por cómo soy, por cómo es ella a mi lado.

Ella me hace latir el corazón más rápido y lo de tiene de súbito con sus miradas.  Ella me obliga a purificar mis pensamientos por el respeto su alma, pero ella provoca en mí los deseos más inusitados.

Ella es a, y es b. Ella es aquí y allá. Ella es uno y es dos. Es dos cosas a la vez, es polos opuestos. Es el amor de mi vida y es el amor de mi muerte.
Ella me hace respirar mejor, y ella me detiene el aliento.

Ella ha provocado las sonrisas más puras que provienen desde las entrañas y me ha hecho derramar las lágrimas más amargas. Ella me gusta y no le gusto. La amo y no me ama.

Es contradictoria, es difícil. Me gusta.

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