viernes, 28 de octubre de 2011

Desnuda

Ella tenía ganas y yo más.

Quería verla y ella dejarse.

Necesité unos cuantos minutos para descubrir su cuerpo sin ropa.  Me detuve un momento y sencillamente observé, contemplé.

Vi las formas de su cuerpo, además de interesante y placentero era bello.  Ya lo había tocado pero nunca observado de esa forma.  Lo miraba con obsesión, sólo quería "comérmelo" con la mirada.  No importaba ninguna otra cosa más que ver, digerir.

Comprendí que se trataba de su alma más que de su cuerpo.  Ella estaba desnuda, completamente, del alma.  No tenía pantalones, blusas y menos ropas interiores.  Se entregó completamente como cuando uno tiene deseo ardiente de poseer, de coincidir con los cuerpos.

Podía ver su cuerpo, pero admiré aún más allá su alma.  Podía ver sus senos, y lo hice; pero preferí tocar su corazón.  Podía tocar su cuerpo completo, mas me gustaba sólo sonreír.  Amé ver su sonrisa y sus mejillas sonrojadas cuando le dije lo hermosa que era. Lo dije con esos códigos orales y lo dije con otros: sin palabras, sólo con hechos.

La vi desnuda. No, no es cierto.  Admiré su belleza por completo, eso sí es cierto.

Ella dice que no es tan bella.  Yo digo que es perfecta.

Desnuda estaba ella del corazón y del alma.  Todo lo demás se ve perfecto, de forma y firmeza.

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