jueves, 28 de julio de 2011

Hoy te vi

Un tipo me tocó la espalda asegurando que el saldo de su tarjeta para abordar la unidad de transporte público se le había terminado. Sin mayor preámbulo me dijo que le regalara lo del pasaje. Me senté del lado del piloto, pensé en sentarme otra vez del lado de la puerta por si acaso la veía en la calle, pero razoné que era una tontería.
El bus iba rápido y como cosa extraña, no se detuvo en la estación previa a donde ella sube. Así que antes de disponerme a dormir, como es mi costumbre, observé atento, por si subía. Por cierto, cuando me senté quise ver la hora pero me dije "no, para qué? Si la ves, la ves y ya, será un asunto del destino". Así que no sabía qué hora era.
De pronto, la vi subir, con la exquisita seriedad que la acompaña normalmente. Sentí un sobresalto en alguna parte del estómago y como si algo me hubiese dado vuelta. Se quedó de pie del otro lado. Vi que un chico se puso a su lado y no sé por qué imaginé que venían juntos, pero no.

Esperé unos minutos a ver si ella "sentía" que yo estaba ahí, pero no. Así que decidí hablarle justo al pasar el puente que une a la zona 18 con la zona 6 de Guatemala. Pero antes de eso, ella empezó a pedir permiso para bajar en la próxima estación. Así que mi plan se vio alterado. Sentí nervios entre si decidía hablarle o no. Me sudaron las manos, quería que lo supiera, se me durmieron las manos, fue cosa de segundos.
Es importante decir que para confirmar que era ella no me quedó más que verla detrás puesto que ella iba del lado opuesto a mí. Reconocí de inmediato su pantalón (jeans en otros países o de mezclilla) por lo ajustado. Además, me sé su forma de memoria.
Decidí hacerlo. Puse mi mano sobre su espalda (sentí algo que pareció ser el brassier, ése mismo que siempre me ha dado problemas en los momentos que quisiera que desapareciera mágicamente) pero ella no reaccionó (así es ella) entonces la toqué como quien toca una puerta y se volteó. Tal como si supiera que ahí iba yo, se volteó con encomiable sonrisa que provocó la mía, levantó su mano como diciendo "adiós" y en respuesta a mi despedida que sí fue sonora.

Esperé unos minutos, sabía que enviaría un mensaje. Finalmente lo recibí.

Y escribo esto porque sé que esperabas que escribiera algo al respecto.



P. D. Soy innecesariamente romántico.

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