sábado, 7 de mayo de 2011

Besos que matan

La mujer le advirtió al caballero que sus besos eran asesinos.  A él le pareció dramático y romántico a la vez (francamente no le veo romanticismo a eso).

Ella tenía ojos profundos y mirada profunda también, que rebuscada en el alma de uno.  Él no era la gran cosa, sólo era.

Ella era pálida toda, él era de aspecto fuerte, romántico (él sí lo era) y muy normal.  Siempre tuvo curiosidad por la chica, debido a su forma rara de ser, incomprensible, la verdad.

La mujer rara de mirada profunda y besos asesinos, le advirtió al tipo que podría morir en uno de los besos, de hecho, alguna vez medio en broma medio en serio, le dijo que lo haría morir lentamente.  El tipo se asustó, por supuesto, pero por alguna misteriosa razón (o tal vez porque lo prohibido, lo malo, siempre nos atrae) quiso arriesgarse.

Un buen día la vio a los ojos profundos, se acercó despacio a ella y rozó sus labios con los de ella.  Supo que era mejor persona desde ese día.  No murió.

Tres horas y tres minutos más tarde, falleció en su casa de habitación, y aunque el forense no pudo establecer las causas, todas las personas saben que fue por aquel beso, de la mujer que ciertamente era bella, pero que él nunca debió besar.

La chica se entristeció y su tez palideció más de lo normal.  Había asesinado a un hombre, al que por primera vez en su vida había amado.  Lo asesinó justo cuando pretendió demostrarle amor, cosa que nunca antes practicó.

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