jueves, 28 de abril de 2011

De las cosas que digo

Les diré una cosa: aquellas personas que no estén dispuestas a cambiar por amor, no merecen vivir la experiencia transformadora del amor.

Los tontos dicen que si alguien te ama, te aceptará tal cual eres.  Atención: no digo que haya que mutarse y tratar de "hacerse al otro", digo que es falso que no haya que hacer ningún cambio.  Uno quiere ser mejor cuando conoce a alguien que ama.  Uno cede.

Alguien me preguntó al respecto hoy, pero fue más allá, me preguntó que si cuando uno ama espera siempre ser correspondido.  MI respuesta sigue siendo firme, uno ama y ya.  Espera DAR, no recibir.

Particularmente siempre que doy, no recibo.  Y siempre que he recibido, no he dado.  No coincido.  Pero veo que cuando me doy todo, la otra persona NO MERECE, aunque claro no por eso dejo de dar, doy porque siento hacerlo, porque quiero además, pero pues nada más.

Hoy mientras regresaba de la universidad, hablando con una chica muy bonita y un compañero, pensaba que debo admitir que cada día me enamoro más de las mujeres, no de una en especial, sino de lo que ustedes son.

No trates como prioridad a quien te trata como opción.  Es peor un "ya no te amo" o es peor un "te quiero como amig@".  Eso preguntaba alguien por Facebook también.

Y no tengo respuestas para todo, sino muchas preguntas.  Dicen también que estoy escribiendo ahora en este blog con una inusual amargura, muy frío, muy sincero y del corazón como siempre, pero frío.  Y quizás sea así, qué sé yo.

Admito, repito que me gustan las mujeres, pero digo que jamás he deshonrado a una mintiéndole respecto de lo que pienso o siento, jamás he inventado algo para conseguir cosa alguna con ellas, nunca he traicionado a una mujer o sido infiel, porque sencillamente no soporto eso, o sea, me parece demasiado indigno de un verdadero hombre.

Mis queridos, mientras bebo una leche caliente con un poco de café (me gusta la leche con café, en vez del café con leche, es mucho más rico), a pesar de que estamos en un caluroso verano, quiero decirles que no se trata de ninguna otra cosa, el amor, más que de estar dispuesto a destaparte, para que otro se tape por las noches; de levantarte media hora antes para hacer dos desayunos en vez de uno (o tres), se trata de aprender a cocinar porque quizás ella cocine tres veces a la semana y tú las otras tres y una salen por ahí a algún restaurante con la excusa de verse a los ojos como cuando deseabas conquistarla y acordabas desayunar, almorzar o cenar con ella, sólo para tenerle enfrente, decir cualquier cosa, la cosa era escucharla reír, verla sonreír, divertirla, sacarle de la rutina, hacer que piense en ti.

El éxito mis queridos es hacer que ella te extrañe, aún teniendo poco tiempo de conocerse (no hace falta una vida, un hábito se forma en 21 días), es hacer que el chico que pretendes piense en ti  a toda hora, que desee que entre un mensaje tuyo, un e-mail, ver una actualización en las redes sociales con tu nombre; la mera cosa es conseguir que esa persona desee enviarte un mensaje pero por el orgullo y por el sentimiento de "yo no hice nada malo" no lo haga.

Amor es sentirte culpable aunque no lo seas y pedir disculpas.  Amor es dar, antes que recibir.

No hablo de un amor enfermizo en el que dejas de pensar y te vuelves loca o loco por la otra persona.  Hablo simplemente que la experiencia de amar es esa.

Aquellos incapaces del corazón que no arriesgan y quieren que siempre otro se arriesgue por ellos, pobres.  Pobres aquellos que dicen que "jamás se humillarán", porque, si algun@ así lee esto, sabrá que es cierto que carece de la capacidad de enamorarse.

Claro que "enamorarse" no es un asunto estático, algo que es metódico, que hay formulas, vulgarmente digamos que es "algo que pasa" y ya.  Pero hay gente que simplemente no merece la experiencia de amar.

Deseo con todo mi corazón que la vida les sorprenda, déjense.


P. D. En diciembre me gustaría ir a El Salvador, hay alguien de ese país que lea este blog?

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