viernes, 4 de febrero de 2011

Esto me pasó

Decidí participar en un concurso de una de las librerías comerciales más importantes de mi país.  El premio era un diccionario, de esos grandes que ya nadie compra porque Google suple toda necesidad.

Respondí las cinco preguntas, entre ellas una que decía que por qué quería ganarme el premio.  Respondí que porque ya se acercaba mi cumpleaños y porque un periodista necesita algo así, pues las palabras son su herramienta principal de trabajo.

Para mi sorpresa (porque antes participé en una trivia para ganarme una biografía de Gabriel García Márquez y no gané) gané.

La cita era en uno de los más grandes centros comerciales de esta Guatemala.  Y llegué, desesperado porque en Miraflores nunca hay parqueo, nunca hay donde sentarse a comer cualquier cosa y siempre está atestado de gente que camina, ve, ve, ve y no compra algo.

Llegué quince minutos antes porque quería irme cuanto antes.  La encargada de la tienda me dijo "el premio está aquí, pero la gerente de mercadeo y publicidad se lo dará".  Yo sabía que así sería, pues ella me notificó vía e-mail que sería así.

Me senté, leí un libro del monopolio de Televisa en México.  Vi que entró presura una mujer guapa, preguntó si alguien había preguntado por ella.  Sabía que era "mi chica" (a la que esperaba quiero decir) y que hablaba de mí.

Seguí leyendo, me hice el interesante.  Ella se acercó timorata con un gran regalo, pesado.  Me dijo "es usted...?" la interrumpí y dije "y es usted...?"

Sonrió y me dijo que sí.  Me di la vuelta, la saludé de la mano, le agradecí, me dijo que había considerado regalarme el diccionario porque era mi cumpleaños.

Intercambiamos palabras, me pareció especial.

Tres días después, caminaba en el centro cívico de Guatemala.  Vi a una persona venir y no sabía quién era, pero sabía que la conocía.  Nos vimos por unos segundos, ella gritó "hola" y yo inmediatamente recordé que era la chica que me dio el premio.  Le grité "hola".

Le envié un correo, me lo respondió

Y nada.  Amo a las mujeres.

A las mujeres que les gusto, que les resulto interesante, que se mueren por escuchar mi voz aún sin conocerme (como cierta lectora de este blog), que quieren "disfrutarme por completo" (como otra lectora de este blog), que les gustaría observarme todo el día para saber qué hago.  Aunque francamente hago lo mismo de casi todos.  Con la diferencia que leo y escribo más.  Y que para comer, en vez de encender la televisión, escucho la radio.  Y que me gusta dormir boca arriba, como si fuera muerto.  Y que soy de febrero, ya dicen que somos locos.  Yo no creo, somos enamorados, románticos.  O tal vez locos, no lo sé.

Y las amo.

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