miércoles, 19 de enero de 2011

Un cuento

Ese día la besé tanto como pude.  Con la desesperación afrodisíaca que uno necesita para besar a alguien de esa forma.

La verdad admito que el deseo y la necesidad de sentirla pudo más que la prudencia.  Vino a mi mente la primera vez que me besó (me pidió que cerrara los ojos, no entiendo bien por qué, supongo que era un asunto de ella y no mío).

No sé, sólo la besé tanto que perdí conciencia de cuándo empecé y cuándo debía detenerme.  Considero que le gustó, porque correspondió con la misma vehemencia.  El acto que debería ser solemne y que manifieste amor, solamente desbordó pasión, deseo y sexo.  Sí, fue un beso totalmente sexual.  De hecho, el proceso de hacernos uno solo había comenzado.

Recordé aquellas cosas que uno piensa cuando es chico y nunca ha besado a alguien.  "Y si no sé besar...?", "y si lo hago mal?", "debería practicar primero?".  Y al final simplemente me concreté a continuar con el beso.  Pensé también en la cantidad de microbios que debí transmitirle (y ella a mí, claro) en la saliba.  También en el choque de sus dientes con los míos.
De pronto sentí que su mano había tocado donde nunca tocó antes.  Ella me estaba tocando...

De pronto.  Me dí cuenta de que este post estaba muy subido de tono y que algunas personas se sonrojan al leer esto.

Prometo que un día dedico unas letras a describir aquello que hacen las chicas cuando notan que han empezado a "desarrollar" como le dicen.  Por qué usan grandes sweters para disimular aquello que es obvio? entiendo que es traumático, especialmente si tu mamá, en el día que vino tu primera menstruación, se encargó de notificarle la buena nueva a toda la familia, en especial a tus odiosas tías que no hacen más que felicitarte porque "ahora sí" eres toda una mujer.

Ja.


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