jueves, 16 de diciembre de 2010

De mis vacaciones del corazón

Sigo sin entender cómo es posible que a pesar de amar a alguien, eso no baste.

Pero como hay cosas que no entendemos y de todas maneras las hacemos (como la matemática y otras cosas que jamás nos servirán en la vida práctica a la gran mayoría de mortales), pues he tratado de dejar de pensar.

He recibido propuestas para abrir mi corazón de nuevo al romance y esas cosas; no sé, como si el mundo estuviera pendiente sólo de ese tema, pero repetiré que estoy de vacaciones.

Estoy en los Cayos de Belice, estoy en Guanacaste, en Cancún y en el Puerto San José.  Ando por Bahamas, acampo cerca del Himalaya.  Fui a esquiar a Argentina, cerca de Bariloche.

Mi corazón está de vacaciones, no de luto.  No he muerto, sólo estoy recorriendo mentalmente mi vida.  Me encuentro reflexionando, tengo tres días de pasar en completo "no hacer nada".  No hago nada, estoy en cama; me levanto a comer cuando siento hambre, respondo correos de gente que pregunta lo mismo de siempre (qué es el amor, cómo enamorar a alguien, cómo olvidar a alguien, son ellos o ellas quienes conquistan), veo televisión, juego Fifa en el Xbox, recibo llamadas de mi papá preguntando si estoy bien, que salga de mi cuarto, que me rasure, que vaya a que me hagan un corte de cabello, leo mensajes de texto (usualmente de la compañía telefónica, con sus promociones raras e invitaciones a suscribirme a cosas que francamente no creo que alguien se suscriba).

Y pensando en todo eso, concluyo en que mi amor se me fue.  No estoy de luto, sólo de vacaciones, completamente feliz, disfrutando como extranjero en este lugar que no sé ni cómo se llama.

Y como cuando uno está de vacaciones, intenta hacer cosas diferentes, eso es lo que hago con él, con mi pequeño corazón.

Francamente he disfrutado este año.  Amé tanto como quise a una mujer; la amé desquiciadamente, me di gusto amándola, dedicándole todo lo mejor de mí; ella no resultó interesada en mí, no sé, quizás soy muy feo, muy raro, muy loco, o como me gusta pensar: soy demasiado perfecto para ella.

Ella no me habla.  Creo que ni siquiera conseguí ser su amigo, y por Dios que lo intenté.  Ni modo, hay cosas que no conseguimos en la vida.  Qué será de mí? no sé.


Estoy de vacaciones, no joder.


En enero, prometido que el segundo día del año, me voy a la playa.

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