lunes, 29 de noviembre de 2010

Mis promesas

Prometo darte el mejor de los besos que podré dar.  Cada día.

Prometo hacerte reír por cosas que usualmente no tienen gracia, pero que venidas de mí, no sé por qué, son chistosas.  Cada día.

Prometo, a ti, te prometo, enamorarte y no olvidar jamás que amé conquistarte con desesperación.  Cada día.

Prometo seguir amándote al amanecer; cuando no traigas el maquillaje, los peinados alevosos y esos detalles que sólo acentúan tu belleza natural.

Prometo que cuando me enojes y sienta que la furia llegó a su límite, me calmaré, recordaré cuánto te amo y te reclamaré con más paciencia, paz y cordura.

Y de hecho, prometo continuar escribiéndote.

Prometo llamarte y cuando preguntes "para qué llamaste?", diré "sólo para recordarte que te amo".

Prometo hacerte volver a la realidad diciéndote que JAMÁS te regalaré la luna o te bajaré las estrellas.  Porque sería una estupidez y lo estúpido no siempre es romántico.  Lo que sí puedo hacer, es prometerte que cada vez que vea la luna, pensaré en ti.

Prometo que estas no son promesas simples.  Son convicciones, es mi modo de vivir.

Prometo no preguntar por amores viejos; y cuando sienta celos, prometo que serás la primera en saberlo.

Prometo que cuando no tenga ganas de verte y esté en mis días difíciles, te lo diré para que estés advertida y la cosa sea más fácil.

Prometo que la vida a tu lado, aunque no será más fácil ni barata, será toda una experiencia que a ambos nos alimentará.

Prometo sonreírte sin razón alguna, sólo para que sepas que te amo y que me hace feliz hacerlo.

Prometo pedirte que me dediques una sonrisa, de esas exquisitas de las que me enamoré.

Prometo enamorarme de ti, al menos, una vez al mes.  Así, como la luna.

Prometo que mi intención más profunda es ayudarte a llegar al cielo lo más pura posible, bendecirte y conseguir vivir el sueño del que me hizo.

No prometo serte fiel.  Porque no es necesario.

Tampoco prometo amarte.  Porque una promesa es algo que uno hace para convencer a la otra persona de la probabilidad de lo contrario.  Y en mi caso, no hay ni una sola probabilidad de no amarte.  Simplemente no puedo, no sé cómo es.  Intenté muchas veces dejar de amarte; probé, experimenté y me arriesgué a intentar no sentir amor por tu alma, pero fracasé.

Te amo.  23 veces.

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