viernes, 29 de octubre de 2010

Dos pequeñas historias

"Me gustas, estoy interesado en ti", esas palabras hubiera querido pronunciarlas en el momento preciso, precisamente a esa persona.  Pero no me atreví.

Por supuesto que si de pronto alguien te dice "me gustas" cuando nunca han hilvanado alguna conversación coherente, lo más seguro es que sospeche que estás medio loco o completamente loco.

La frase con la que empieza este post la tuve en la mente desde que apareció frente a mí con su sonrisa falsa saludando y con su "¿cómo estás?" que estoy seguro que sólo era una forma de abrir conversación, más que ser una genuina pregunta que buscaba indagar cómo me encontraba.  No sé, pienso que decir a secas cosas como ésa es un atrevimiento.  Pero prometo que un día le diré a la mujer que me gusta "me gustas".


Otro día.  Otra chica.  Otra circunstancia.

Nunca esperé, aunque tenía motivos suficientes para hacerlo, que me besara.  Lo hizo de pronto, sin que yo tuviera armas.  No me robó un beso; ella lo secuestró y lo ultrajó.

Me besó y fue tan rápido, breve y sorpresivo que no atiné a decir nada.

Días después me llamó y me dijo "en el libro Once Minutos de Coelho, a María le pasa algo...el chico le da un beso, pero ella no abre la boca.  Eso te pasó a ti el otro día".  Por supuesto que solté una carcajada más de pena - no sé por qué me dio pena -  que por otra cosa.

Nunca nadie en mi vida me ha vuelto a decir eso y nunca nadie me lo dijo antes.

Hoy sé que debí decir "me gustas" y que debí "abrir la boca".  No sé.  El secuestro de un beso, es la crónica que algún día contaré.  O quizás diré: me robaron un beso.

2 comentarios:

  1. magnifico, guau... me gusta mucho tu forma de hacer bailar las palabras, es genial :)

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  2. Gracias por tu comentario. Las palabras son invaluables. Y quizás sí, me gusta bailar con ellas.

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Gracias por tu comentario