viernes, 6 de agosto de 2010

Hoy no me siento normal.

Siento que no estoy y que está sólo mi ausencia.

Siento que odio y que amo.  Me siento gruñón y me siento "lindo".  Pienso y dejo de pensar.

Siento, siento.  Difícil.

A veces quisiera escapar, no aparecer más en este planeta.  A veces me gusta pensar en el día de mi muerte, imaginar cómo quiero morir.  Imagino mi caja, el cementerio, los trajes de negro alrededor, unos felices, otros llorando, pero en definitiva sólo será un rato, la vida debe continuar cuando un ser humano muere.

A veces quisiera correr y nunca parar.  Quisiera huir y dejar de ser prisionero.  De lo que la gente dice que hay que hacer.  

Hay cosas que jamás comprenderé.  Nunca sabré por qué amar nunca fue suficiente.  No sé por qué siento lo que estoy sintiendo, una revolución de todo tipo.  Quisiera sólo caminar en la calle, sentir que el viento roza mi cara, que el frío evoluciona sobre mi cuerpo.

Cuando las luces se apagan y nadie me está viendo quisiera explotar.  Quisiera, por un día, olvidar todo.  Abandonarme.  Estar el mirador de Los Cuchumatanes en Huehuetenango, viendo la nada y todo a la vez.  Quisiera huir.  Quisiera odiar a todos los que amo y después amarlos otra vez.  Quisiera que la mujer que ha logrado ser la mayor excusa de mi vida desapareciera y luego apareciera otra vez, sólo para acelerar mi ritmo cardíaco.  Me gustaría desconocerla y que alguien me la presente en la calle, decir "mucho gusto" y que todo fuera al revés.  Que fuera ella la romántica y yo el frío.  Sólo me gustaría por un momento, dejar de ser quien soy y pasar a ser aquello que nunca seré, a veces por elección, a veces por destino.

Quisiera morirme.  Intentaré.


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