sábado, 10 de abril de 2010

Crónica de una muerte anunciada

La Crónica De Una Muerte Anunciada es un famoso libro (más que eso) de un famoso escritor que por demás está mencionar su nombre.

Yo viví algo similar (por el nombre).


Veamos la crónica así.

20 de agosto de 2009, 11:01 horas. Entra este mensaje de texto a mi celular: "...me avisas, yo hago lo ke pueda por estar ahí"


Ese mensaje entró a respuesta de uno mío. Yo le avisé a esa persona que debido a un trabajo de investigación mortuaria en el Ministerio de Salud y Asistencia Social, debía acudir a ese lugar. Estaba por concertar ver a alguien, justo después de seis años de ausencia.

17 de octubre de 2009, 21:15 horas. "muchas gracias!, por creer en mí, hoy viví un día increíble, tú sos increíble, no tengo palabras para describir eso sólo puedo darte las gracias".

Ese mensaje de texto ingresó justo después de un sábado donde quise alejar a esa persona de su realidad y acercarla a la mía.


24 de febrero de 2010, 18:09 horas. "Qué quiero?, a ti (entre otras cosas)". Mensaje que recibí después de haber preguntado: qué quieres?


Ya no más fechas.


Sólo quería darte las gracias por tus cariños, las llamadas (de horas), los muchos mensajes que alegraron increíblemente mi día cada vez que llegaba al trabajo revisaba mi buzón del celular para chequear algo que dijera "buen día!, que todo te salga bien!", que me hacía sonreír. Gracias por perdonarme por lo del pastel de chocolate, gracias por explicarme por qué estabas tan seria el día que me acerqué a hablarte en las mesitas, gracias por acompañarme aquellos históricos días en el viaje que hicimos (wow...eres increíble), gracias por ser una mujer tan especial.

Pero además, y por si fuera poco, gracias porque eres honesta, así naciste, nadie te lo ha enseñado, porque esas cosas se aprenden, tú lo traes. Naciste así, diferente. A lo largo de mi vida he aprendido a que es mejor decir las cosas, tú naciste sabiendo eso. Eres bonita, elegante, una mujer encantadora, maravillosa, que indudablemente tiene un propósito divino.

Yo seguiré estando acá. Tú allá.

Yo seguiré soñando. Tú despierta, con ojos bien abiertos.


Seguiré pensando muchas cosas.


Perdón por la ansiedad que me ganó en Cobán y en Poptún (sobre todo).


Ya tú sabes que lo más especial e importante para mí es que tú estés bien y que seas exageradamente feliz, así que has lo que tengas que hacer. Hay cosas que no podemos hacer. Tú sabes que ambos tomamos decisiones que nos distanciaron de algún modo y yo sencillamente no estoy sintiendo en este momento de mi vida.


Quizás en 19 años.

Quizás nunca.



De algo estoy seguro. Me gustó el cine, los pancakes, saber que estabas a mi lado por las mañanas en aquellos días, cenar contigo, verte recién bañada, oler la frescura que irradias, saber que tus ojos guardan muchos secretos, comprender que no me equivoqué cuando pensaba que a pesar de todo eres una chica divertida, me has hecho reír de una forma especial, como no muchas personas.

Me gustan tus uñas múltiples. Me gusta tu peinado que parece que nunca se deshará; te agradezco infinitamente que cuando salimos lucieras como lucías, siempre trataste de ir increíblemente bonita (lo lograste, lo noté, las uñas, los peinados, la ropa, blusa, pantalón, zapatos). Gracias por el calor de tus palabras silenciosas cuando me hablabas con monosílabos (mjm, si, no, tú qué piensas?) justo en mi oído, lo más cerca de mí que era posible, gracias por ir conmigo a casi cualquier lugar sin preguntar a dónde o por qué, gracias por soportar ir en bus, por comer aquel almuerzo (el mini churrasco que comimos camino a Tamahú, antes de llegar a Senahú, en el carrito que íbamos); gracias por soportar mis días raros, por enseñarme a contar los días del ciclo menstrual de las mujeres, gracias por sonreír después de algunos minutos a la mañana siguiente en Cobán, eres una chica valiente, te admiro, te quiero, tú bien lo sabes.


Por cierto, qué raro que no te guste la manía ni la piña.

Ánimo con las clases a distancia, ánimo con la fecha del examen en la universidad, en realidad te felicito por haber dado el primer paso, te lo dije con toda la fe y la creencia posible aquel día en la biblioteca.


Te doy ahora las pistas (perdón amigos por este post tan largo, es necesario).


El día que fuimos a la biblioteca, para que te dieran el resultado de la prueba de orientación vocacional en la universidad, te dije: esto será lo último que haga por ti, de aquí en adelante tendrás que hacerlo sola. Te mostré la biblioteca, la hemeroteca, el Edificio de Bienestar Estudiantil, dónde abordar los buses de transporte interno gratuito de la U, dónde está CALUSAC, etcétera. Yo sabía que esto que ahora está pasando, pasaría.

Era algo anunciado.


Me dijiste: quiero decirte algo. Yo sabía, por eso te ayudé: dejarás de hablarme?




Por eso, para ganar tiempo quise apresurar ir a la universidad contigo, salir de viaje contigo, hablarte de Dios (el que ha hecho todo lo que soy en mí), comer los pancakes (lugar que sólo la gente importante para mí conoce), mostrarte que hay cosas más importantes que el dinero, las comodidades y lo que vemos.



No olvido El Estor, donde descubrí quién era tu "nueva" familia. No sé, sólo me vino de pronto y fue algo increíble, todavía no lo comprendo por qué pensé que eran ellos y justo: atiné.




No olvido el día que me detuviste sobre la novena calle, justo antes de llegar a la novena avenida, cuando había un concierto de rock en el parque central y me diste las gracias, sentí cómo vibraba tu corazón.

No olvido lo cercano que me sentí a ti cuando veníamos de Petén, era como si siempre hubieras estado allí, a mi lado. Seguro esos días valieron por los años que no tuvimos la oportunidad (o la decisión) de convivir.





Un abrazo. Un beso.

Gracias. Ya tú sabes, aquí me quedo yo.


Ánimo!, que todo te salga bien. Has lo mejor para ti y los tuyos. Además, disfruta vivir, sigue viendo la luna en la terraza, quemando los papelitos de recuerdos (tal vez el mío no lo quemes y me lo muestres después).

Gracias por la torrejas.

Gracias por los cafés.

Gracias por las llamadas.

Gracias por tu cariño y obediencia.

Gracias por tu confianza.


Ok, sólo gracias.


Con cuidado, bien portada. Feliz noche. (Cuidado con el coco)

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