jueves, 11 de febrero de 2010

Carta número tres

Hola!

Te amo.

No sé por qué. Tampoco intento razonarlo pues saldría perdiendo, indudablemente.

He escuchado una canción en inglés casi todo el día. Entiendo la mitad, pero igual me gusta.

Hoy saqué unas fotografías de unas herramientas para publicarlas luego en internet por asuntos de negocios; al encender la cámara te vi, todavía existía en esa memoria una fotografía tuya - varias en realidad - y fue algo de súbito. Sonreí al verte allí. Después quise analizar lentamente cada una de tus facciones.

Sos increíblemente bella. Adorablemente imperfecta para mí. Asombrosamente encantadora.

Es un placer compartir el tiempo que tenemos. Es un gusto de altos calibres tener la oportunidad de comunicarme con vos, con relativa libertad y divina creatividad.

Creo que a estas alturas ya le has agradecido a Dios la creatividad que me ha dado para darte cada una de las cosas que he podido compartirte.

Quiero que al leer esto, la sonrisa que tanto me gusta, esté dibujada en tu rostro. Que podás sentir algo adentro de vos, y que eso se llame amor. Que logrés comprender que te amo, que me hace feliz que seas feliz.

No pretendo que me ames igual. Ni siquiera intento gustarte en el sentido explícito e idéntico al del resto de la gente. Sólo quiero que tu corazón sienta, sepa, esté enterado que el mío lo ama, de una forma tan extraordinaria que ni yo he llegado a comprenderla.

¿Podrías cerrar tus ojos un momento?, antes de seguir leyendo. Voltea a verme, si estoy cerca y cierra tus ojos. Sonríe, vamos, hazlo para mí. Quiero que tus sonrisas, que usualmente son para hacer sentir bien a las personas, como un gesto de simpatía o simple costumbre, quiero que esa sonrisa exquisita que tanto te gusta lucir y por la que trabajaste hace un tiempo hoy sea mía. ¿Podrías dedicarme esa sonrisa por la que tanto me entusiasmo?, te amo con todo mi corazón. Sin saber, sin comprender, sin querer nada más.

Y no se trata de lo bello de la sonrisa, sino del alivio que provoca a mi alma saber que tu ser tiene motivos y ganas de sonreír.

TE AMO. Toda. Te amo.

Aunque te asuste saberlo y enterarte: TE AMO.

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