martes, 3 de noviembre de 2009

Ideas

Los dos días más recientes, mientras camino por la calle he observado a las personas. Normalmente salgo del edificio donde trabajo, veo a las gentes; unos vendiendo, otros corriendo, algunos caminando con celular en mano gritando carcajadas, pero sobre todo he notado que a nadie le interesa lo que el otro hace; total, no es su asunto.

Pero menciono eso porque a veces vivir se hace monótono. Vamos, venimos, volvemos a ir y regresamos y no pasa nada diferente; todo es igual, no hay variación.

He padecido también recientemente de dolores de cabeza, relativamente fuertes, no sé por qué y a ratos, como en éste preciso instante, pienso en la gente de los manicomios que es forzada a consumir un medicamento que los mantiene emocionalmente estables. Yo evito a toda costa las pastillas, porque me siento farmacodependiente y no me gusta esa sensación.

¿Por qué hablo de cosas tan dispares a la vez?, no lo sé ni lo entiendo. En realidad sólo quería liberar un poco mis ideas, escribir algo mientras espero que el reloj marque la hora para retirarme a mi casa. A veces el trabajo se vuelve tan monótono que no lo soporto; yo padezco de necesitar cambios drásticos todos los días, de estar en constante movimiento y cambio, para sentirme pleno, de emociones fuertes que me hagan experimentar nuevas cosas.

El amor. No sé qué escribir del amor. Pero quiero decir algo que se ha mantenido en mi mente los últimos días: si tú amas a alguien y ese alguien no te ama, vas por buen camino, has encontrado otra persona que no es tu chica o chico ideal, por lo tanto, estás cada vez más cerca de encontrar a ese alguien especial. No es “uno más que no resulta”, en realidad es “uno más que descartas y que por lo tanto te acerca más al elegido o elegida”. No sé si logras ver el punto que quiero transmitir. Es al estilo Thomas Alba Edisson: cada fracaso no era en sí un intento fallido, era conocer una forma más de cómo no generar la electricidad por medio de un bombillo, lo cual concluía en que estaba más cerca entonces. Es algo así como la ley de las probabilidades.

Además, si esa persona no te ama como tú le amas a ella, pues obviamente no es la persona de tu vida, porque el amor (aunque en esencia es dar) también debe ser recíproco.

Ama, da lo mejor de ti.

Sin embargo, tengo una duda: ¿hasta qué punto hay que amar?, hay que luchar, esforzarse, dedicarse a conquistar, es cierto. Pero, ¿hay un límite a caso? O mejor pensar “si no me quiere, otra me querrá”. Buenas preguntas. Quizás hay respuesta.

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