jueves, 29 de octubre de 2009

Otra vez tú (ella)

Hace unos momentos escuché tu voz por la bocina del teléfono. No sé qué hacías, con quién estabas, qué pasaba por tu mente o en dónde estabas, pero no importó. Al colgar el auricular una sonrisa acompañada de un suspiro (profundo, por cierto), se apoderó de mí. Quise gritarle al mundo de felicidad, pero recordé que estoy en la oficina del trabajo y no puedo hacer esas cosas porque me saldría de las normas, abandonaría el mundo de los normales y eso en esta sociedad ingrata resulta contraproducente.

Pensaba también en el otro día que nos vimos; inevitablemente estábamos frente a frente y permanecimos así alrededor de veinte increíbles minutos. No te veías radiante y espectacular (físicamente) como suelo apreciarte; eras simplemente tú, sin querer verte bonita ni con ganas de impresionar o aparentar. Usualmente no tienes maquillaje, así que era algo más natural que ver tu rostro virgen y la increíble sonrisa de la que eres portadora; era algo cautivador, un momento dirigiendo mi mirada hacia la tuya, sin decir algo por algunos segundos, sin pensar nada en otros, sólo te contemplé y sentía que tú eras mi futuro, por eso te lo dije. Me sentí cerca, aunque muy consciente de que tus sentimientos hacia mí no son idénticos a los míos, respecto de ti.

No quería besarte, como otras veces; no quería abrazarte, como lo hago usualmente; sólo quería hacerte saber que una vida a tu lado, es mejor que pocos segundos sin ti, queriendo estar contigo.

Me bastó respirar el mismo aire, compartir el mismo espacio, imaginar cómo sería el futuro a tu lado, suspirar por tomar tu mano y caminar junto a ti para siempre. Vimos gran parte de la ciudad desde lo alto del lugar incómodo en que estábamos; noté que sigues siendo una niña con aspiraciones adultas y eso me conquista. Preguntaste sobre el futuro, notaste el rubor de mis mejillas y te gustó saber que yo, ése que nunca cede y que parece que siempre tiene todo bajo control, también se descontrola y se descontrola precisamente por ti.

Ya sabes que te amo; te lo volví a decir, aunque no quieras que lo haga o que lo diga. Disfruto amándote, escucharte hablar (aunque sea de los chicos que te gustan porque he concluido que lo único que consigue mi felicidad, es tu felicidad). Sí, te amo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por tu comentario