jueves, 4 de junio de 2009

DE LA LUCIDEZ

Quiero decir que emocionalmente me encuentro lúcido, como no es tan común en mí.

En realidad, quiero declarar que a partir de ahora seré más lúcido. Ja. Confío en Dios que así será. He tratado de alejarme de todo lo que contamina, lo que lastima, de lo que sencillamente no produce ningún bien sentimental específicamente.

He entendido ciertas concepciones del amor que, por supuesto, me hacen ver las cosas de una forma distinta.

Amor, amor, amor. Porqué hablar tanto de eso. Mejor callar, no decir nada.

Mejor pensar y no esperar. Mejor estar y no ser. Mejor nada más.

Mejor venir y no ir. Mejor ir y no venir. Mejor negro, mejor blanco.

Mejor todo. Peor.


Mejor. Menos. Más. Peor. Feo. Bonito. NO IMPORTA. Talvez sí.


Sobre las diferencias, sobre las acepciones.

Los cambios son abruptamente necesarios. No quería crecer, pero entiendo que es normal y bueno. No quería dejar el colegio, pero comprendo los placeres de la universidad. No quería cambiar, pero todo cambió y al final fue bueno.

Los cambios no son estrictamente malos. Los cambios son eso. Una oportunidad.

Cambia. Transfórmate. Sé distinto, sé mejor.


Amo. Odio. Sonrío. Ofendo.



Quiero decirte esto aunque suene trillado: ama a la chica, sé romántico con ella, sé tierno (usando el sentido concreto de cada palabra), consiéntela; regáñala, corrígela, trastórnala; sé detallista, sé comprensivo, sincero, fiel, honesto, leal, sé el chico ideal. Chicas, por favor, estimulen a sus chicos, háganles saber que lo está haciendo bien, que ese es el rumbo y párenlo en seco cuando se equivoque y sea grosero o no responda como debe hacerlo.

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