lunes, 11 de mayo de 2009

...

"Estoy enamorado de tí", dijo el chico sin preámbulo y con poco discernimiento mental.

Ella, por supuesto, como todas las chicas que están enamoradas y huyen de su príncipe azul, se asustó, no supo qué responder. Lo miró fijamente a los ojos, tembló, quiso besarlo, pegarle (por "apresurar las cosas") o salir corriendo y esconderse de él para el resto de sus vidas.

Sonrió, finjió y no supo qué decir.

Él tampoco supo cómo continuar, pero conciente de su posición de hombre, se armó de valor y preguntó iluso "qué piensas?", ella dijo "es que...no sé qué pensar".

Él sintió que un frío le recorrió todo el cuerpo, sintió un peso en su corazón y se deprimió inmediatamente. Ella pensó que ese momento era el más injusto de su vida.

Se confundieron. Se amaron a distancia, se alejaron, se contentaron, se amaron a distancia otra vez y finalmente fueron felices para siempre.




Suena bien, cierto?, pero no siempre es así.

Somos árboles desnudos en la nieve, esperando que el amanecer nos descongele.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por tu comentario