jueves, 24 de abril de 2008

Tres.

Hoy llegué otra vez muy temprano. Aunque me tocó venirme parado en el bus, decidí no esperar otro porque no quería correr el riesgo. En realidad, no ha habido tráfico los últimos dos días, no sé por qué.Creo que estoy haciendo un trabajo aceptable. La chica que está en la oficina de a mi lado me parece un tesoro interesante para descubrir. Casi no habla, se dedica a su trabajo, pero cuando lo hace, me parece muy agradable.

La persona que colabora con la limpieza de la oficina llegó a mi cubículo, así que salí para la cocina (donde está la otra chica, bonita y que me gusta su risa) a tomar dos vasos de agua. Saludé, contestó uno de los tres que estaba allí y ella también, segundos después. Me acerqué al dispensador de agua, la ví, noté que no era tan bonita después de todo.Aunque me sigue pareciendo "interesante". En verdad nunca hemos cruzado palabras, sólo miradas. No sé por qué. Supongo que entiende que soy muy serio. En realidad es así. Casi no hablo, a menos que tenga confianza o ame a alguien.

Me acabo de percatar en dos detalles. El primero que la chica de la risa bonita tiene una relación más directa con la de la oficina de al lado mío. Y el otro, más dramático a caso, que cuando pasa por mi cubículo, ya no me mira por encima de los vidrios.

Constantemente río solo, eso yo lo sé. Hablé con el gerente que pasa a ser uno de mis jefes inmediatos, verdaderamente es alguien agradable, puntual, responsable. Tendrá defectos, errores y horrores, como todos.Hoy el ambiente es algo así como que todos están corriendo, ayer varias personas se quedaron más de una hora en tiempo extraordinario. Hay exceso en el trabajo, lo cual por supuesto amerita mi reciente contratación.

Cada dos o tres horas se acerca la recepcionista connmigo, para que firme los informes que yo he revisado y autorizado. Es constamente sonriente, amable, tono de voz de recepcionista.

Las últimas dos veces que la chica bonita se ha acercado a la oficina vecina he tenido dos impulsos extraños en mí. El primero, llamarla y preguntarle su nombre (aunque ya lo sé) y el segundo, decirle, para ver cómo cambia de color que me gusta.
No sé qué pensar ahora. Estaba, verdaderamente, muy concentrado en un informe ya que tenía un grado de dificultad mayor al estándar. Cuando noté que a mi lado había una pequeña sombra, que dijo tímida "no te he preguntado cómo te ha ido", volteé a ver y era la chica. La ví bien, noté su atrevimiento, no sé por qué no lo hizo antes o por qué lo hizo ahora. Quizás sólo quiso ser amable, no lo sé. Me dijo que cualquier duda con las verificaciones, podía preguntarle a ella, o a sus compañeros. Repitió varias veces lo mismo, insistió en que cualquier duda podía consultarles.

Le agradecí, quería decir algo, pero no sé qué.

Noté que efectivamente no es tan bonita como pensé al principio, pero que es una chica agradable. Y sí es bonita, aunque no tanto.

Otra vez. Son ellas las que se acercan. Y no ha de ser un orgullo, pero suele pasar.

Quiero mencionar algo, sólo dos personas me han preguntado lo que preguntan siempre cuando uno es de reciente ingreso a una empresa. Fue la psicóloga y otra compañera que entró dos días antes que yo. La primera por razones obvias, supongo. Y la segunda para contarme que le está costando mucho y quería saber si a mí también.


Y además. La otra chica. Bonita. ¿Por qué se atrevió?

Mi ocasional amiga se fue a la recepción ya que la chica que normalmente sonríe allí, estaba en su hora de almuerzo. Yo acababa de terminar de comer y la ví, me acerqué, hice preguntas vanales a otra persona que estaba cerca, después (por primera vez con intención clara) me dirigí a ella, hice una broma, se río, me fui para no levantar sospechas.

Estuve pensando en regresar, aprovechar la hora de almuerzo de la chica de recepción, pero la verdad, no me atreví. Talvez mañana.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por tu comentario