viernes, 25 de abril de 2008

Día 4.

Mis sospechas han sido confirmadas.
Hoy es el cumpleaños de la chica. En realidad no lo sabía. Aunque ayer empecé a sospechar. Hoy vino vestida diferente y escuché bulla en el pasillo cuando entró.
¿Le tengo qué decir algo especial?, supongo que no.
Como ya sé que después de mi hora de almuerzo ella va a cubrir a la recepcionista me acerqué a tiempo que lo hizo la otra compañera nueva, ella le preguntó si hoy era su cummpleaños y la chica afirmó. Le pregunté tontamente "hoy es tu cumpleaños" y respondió radiante, muy feliz con un "si".Le dije con clase, varonilmente "feliz cumpleaños". Agradeció.

No supe qué más decirle así que me fui. Iba a medio camino pero decidí regresar decidido a preguntarle si nos conocíamos de antes (no trataba de alguna excusa sin sentido para hablarle, si no que me había familiar no sé por qué), me dijo que no. Insistí en el asunto, noté que no había naturalidad en mis palabras, de hecho hablaba en voz baja y me dijo "yo que me recuerde no nos conocemos". Hice una broma al respecto y sentí que la conversación no fue tan natural como esperaba. Ahora sé por dónde vive, muy lejos de mí.
Y por cierto, después de todo no es tan bonita. Aunque me agrada que es femenina, a pesar de trabajar en medio de dos hombres.
Creo, por cierto, que ya descubrió, como suelen hacerlo casi todas las mujeres que me han rodeado, que no soy nada extraordinario ni espectacular. No hizo nada por hablarme y vaya si no entiendo esas cosas. Tampoco es una crisis ni nada parecido.
Sí, está confirmado, lo que me gusta es su feminidad. No sé por qué.
La chica de la oficina de al lado se fue a almorzar. Minutos antes noté que la de la risa bonita estaba conversando con ella no sé de qué. Estaba trabajando en mi informe cuando noté que se dirigía a donde yo estoy (deduje eso porque la otra persona estaba almorzando) y me dijo que si podía llevarse un banquito que está en mi cubículo. Hice una broma al respecto, lo normal y me dijo "aaaay..." con tono de mujer sutilmente agredida. Le gustó y no es suposición mía.
Recibí la llamada de una mujer que amo con toda mi alma.
He notado que quien trabaja en la oficina vecina, escoge ciertos momentos del día para cantar o tararear canciones, no le da pena ni vergüenza y eso me agrada. Ella, como he dicho desde el principio, es alguien muy agradable.
Dentro de una hora, otra vez, regreso a casa para prepararme ya que mañana es sábado y tengo que ir a la universidad.
La llamada que recibí cambia el ambiente. Pienso muchas cosas, sobre todo del futuro, cercano y eterno. Imagino qué pasaría si tal o cual cosa sucediera; entiendo que es total responsabilidad mía, y creo que eso me asusta un poco. Me gusta ganar, pero me da pavor perder.

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