A cada momento tomamos decisiones. Desde temprano. Levantarnos o no. Cepillarnos o no. Parecen cosas obvias, sin embargo requieren una decisión final.
Yo decido escribir o no hacerlo. Y hasta, en un atrevimiento permitido, creo que decidimos amar o no.
Es una decisión. Alguien puede caernos mal, pero decidimos amarle, lo cual por supuesto, es lo no implica un enamoramiento.
Las personas suelen confundir amar con enamorarse. Hay diferencia. Pero algo está clar, para enamorarse, hay que amar, entre un sin fin de elementos más.
Tomamos decisiones que repercuten en nuestro futuro inmediato o lejano, pero que indudablemente deben construir lo irreal. Lo que yo quiero de mañana, me dicta lo que hoy tengo que hacer.
Si el chico quiere que ella le de el "sí", debe hacer la pregunta. Si la chica quiere que él haga la pregunta, deberá corresponder gentilmente sin engaño, ante los estímulos de conquista de él.
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