jueves, 31 de enero de 2008

Obituario (otra vez)

Unos dicen que fue un asesinato, otros más atrevidos creen que se trata de un suicidio, a juzgar por unas cartas que dejó escritas la víctima. De golpe, con sorpresa, alevosía, ventaja, abuso.
Una muerte de esas que conmocionan y causan daño psico-social. Todos están aterrados.
Los niños no pueden dormir, las madres hablan en las puertas de sus casas al respecto. La prensa dedica páginas de páginas para cubrir el hecho. Los amarillistas sacan fotos de toda la familia, incluído el último lugar donde estuvo con ellos y las últimas palabras que le dijo a su madre una noche antes.
Está muerto.
No hay vuelta atrás ni resurrección.
Un amigo cercano, dice que él le había comentado que se "sentía mal" hacía unos días.
El jefe de la policía maldice a los victimarios: no dejaron rasgo alguno, todo es confuso.
La madre llora día y noche, pidiéndole a Dios explicación.
Quienes le conocían de cerca hablan de los proyectos que tenía en mente y ahora no tienen sentido. No entienden cómo alguien con tanta vida pudo matarse, pero tampoco entienden qué o quién le pudo haber herido a un hombre que prometía mucho.
Amó a una mujer, y odió a la misma mujer. Él quiso estar con esa mujer, y también huyó de ella.
Su mejor amigo dijo, cuando un periodista del diario local le preguntó al respecto, para escribir su obituario al día siguiente, respecto de la vida del tipo en cuestión, y respondió: "No sé qué pasó, era un buen tipo. Él no se quitó la vida, fue asesinado, con alevosía y ventaja, a él...le quitaron la vida. Se trata de un misterioso mal..."

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