miércoles, 30 de enero de 2008

Cuando todo acaba...

Los proyectos a su lado se terminan. Las ideas, los sueños, todos mueren.
Los juegos para saber si le amas, son sólo parte del pasado.
Es tiempo de detener las metas absurdas, descubres que no vas hacia algo. Tratas de convencerte de por qué es mejor que estén lejos el uno del otro. Quieres dormir, despertar, y que haya desaparecido de tus recuerdos..., pero es tu primer pensamiento.
Ella dice que las cosas que decías no eran como parecía. Lo que antes era perfecto, ahora tiene muchas dudas.
Lentamente viene la muerte...
Agoniza, palpita lento, a pausas. De pronto con una canción sientes que todavía está ahí, en algún lugar. Pero no es cierto.
Cuando todo acaba, esa seguridad de su amor, de tu amor, es una tela de araña, enredada, frágil pero elástica.
Cuando todo acaba, reprochas dónde está el amor. El no está. Decidió irse o decidiste sacarlo. Viene la soledad que resulta en venganza.
Recuerdas una y otra vez que era absurdo seguir alimentando algo imposible.
Cuando todo acaba piensas varias veces en las sonrisas juntos, las cosas que a tí te hicieron reír, aunque no había motivo. Recuerdas los abrazos, las miradas.
Pero no. Ahora todo acabó.
Las conversaciones, las ideas, las ternuras, las llamadas...NADA VALE YA.
Analizas que después de todo no era tan conveniente. Que quizás sólo era ilusión y no había amor real. Recuerdas lo que sentiste y aseguras brevemente que sí es ese sentimiento extraño. Lees cosas que te dicen que el amor no es algo que se encuentre en otra persona. Encuentras este blog y descubres que finalmente no estás en total soledad: hay otros que también lo están.
Te acompaña la soledad. La soledad (como dice Arjona), te acompaña a estar solo.
Cuando todo acaba, TODO ACABA. Y cuando todo acaba, todo empieza..., otra vez.

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