lunes, 23 de abril de 2012

No quiero amarte

Tengo el mero deseo de que me ames.  No como capricho, más bien como un anhelo profundo del alma.

Hoy no quiero amarte, ámame tú.

Hazlo tú.  Por favor.

¿Es patético pedir que me ames? no sé, y no lo sé porque no pienso en este momento.  Tengo un sentimiento inundando mi garganta, cual si fuera algo que quiere salir y no le es permitido por mí mismo.

De verdad, simplemente, ya no quiero amarte.  Decidí por razón y salud, dejar de amarte, pero se me complica la cosa.

No quiero, no deseo más eso.

Pero quiero que tú me ames.  Ámame como debiste hacerlo siempre, dime que quieres amarme y que no soy tan desgraciado como pienso que soy para ti.  O dime que soy la peor cosa de tu vida, sería igual de útil: me alejaría de ti.

No sé, sólo es difícil.  Ya no quiero amarte, ámame tú.

Elígeme; cuando hagas un repaso mental de tus opciones, ámame a mí, no por lo que la mayoría piensa, sólo por una decisión propia.

La gente se reirá de mí cuando lea esto inevitablemente.  Eso ya lo sé.  Pero no sé porqué es ahora más importante que lo sepas.  Duele la vida, duele el amor y no es cierto. Duele el desamor.

La vida nos confunde a ratos con sus extrañas apariciones y difíciles modos de concebir la situación presente.  La vida nos aclara la mente cuando nos da éxitos que no nos hacen felices pero nos entretienen, nos hacen sentir útiles y ya.

Somos felices cantando si lo deseamos aunque no sea suficiente.  Somos felices haciendo aquello que nos hace sonreír y eso es digno.

Yo quiero no amarte más.  Punto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por tu comentario