martes, 18 de octubre de 2011

De su olor y su sabor

Tengo muy presente su olor. Era fresco pero muy característico, especial, inmaculado.

A veces lo recuerdo y viene acompañado del sabor particular suyo y de aquellas sensaciones que provocaban sus manos o sus labios.

Me gustaba tomarla de la cintura, observar su piel perfecta, ver el color de sus labios y "comermelos" con la mirada.

Ella estaba aprendiendo a besar, eso era evidente. No sé, le faltaba profundidad y confianza a sus besos, pero lo compensaba, si estabamos a solas, con necesidad, pasión, deseo y sobre todo: amor.

Ah! Su olor. Fresco, húmedo, limpio. Su sabor, muy de su cuerpo, muy propio, natural.

Siempre húmeda, todo el tiempo. Decía que era por mí.

Con ella hacíamos muy bien cada paso, horas enteras. Podíamos desconocer el tiempo y amanecer despiertos, abrazados, viendo el techo o tocandonos. Nos gustó tanto.

La quiero.

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