miércoles, 3 de agosto de 2011

De la libertad

Como periodista una de las cosas que más disfruto es la libertad de expresión.  Sé las diferentes opiniones respecto a lo utópico que puede resultar esa "libertad".  Todo es relativo.

Pero particularmente en este blog me gusta expresar aquellas cosas que pienso, que siento, que vivo.  He de estar agradecido con los miles que han pasado por estas letras, es verdaderamente importante para mí tal bendición contar con gente en cualquier parte del mundo pendiente de mí y las letras que escribo.

Suelo utilizar el diccionario para asegurarme del significado correcto de las palabras y así no cometer errores en ese orden de ideas.

Pero la libertad es condicionada, SIEMPRE. Uno no es libre de pensar siquiera pues los pensamientos están condicionados por aquellas cosas que permearon nuestra mente desde chicos, de cuestiones políticas, jurídicas o ideológicas.

Uno, dicen, es libre de comer lo que quiera, pero no es cierto, no todos tienen el recurso.

Y eso repercute constantemente en que las personas sientan que "hacer lo que quieren", vivir la "libertad" signifique ser parte del mundo consumista o hacer lo "malo".

No hablo de "malo" desde el punto de vista moral pues eso implicaría revisar la relatividad de eso.  Pero hay cosas que son beneficiosas y cosas que no.  Sería tonto querer justificar por ejemplo el cigarrillo, ése es dañino, por donde se le vea.  Mientras que hacer ejercicio es beneficioso, no cabe duda.

Uno constantemente a las personas que aprecia o que simplemente desea recomendarles lo bueno les dirá que se ejerciten y que no fumen.  Uno les dirá que es de idiotas hacerse daño, IRRESPETANDO así aquello que les daña.

Claro, los tontos consideran que hacer eso es violar su libertad, esa libertad que ellos mismos condicionaron.  Su felicidad y estado de ánimo depende constantemente de agentes externos y no de lo que hay adentro.

En fin.  La estupidez está de moda.


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