viernes, 27 de agosto de 2010

Diario

Mi dentista me acaba de decir que en un tratamiento anterior (que no lo hizo él, claro) no me habían colocado gutaperchas.  "Mi dentista" digo por esa manía de hacer nuestro aquello que no nos pertenece (mi dentista, mi peluquero, mi novia, mi amigo).

Me removió la pulpa que estaba dañada, me limpió los conductos y ahora sí colocó las tales gutaperchas.  O sea, después de la primera me fue compactando las puntas de la gutapercha en cada conducto hasta alcanzar la cámara pulpar.
Al parecer el asunto dental es más apasionante de lo que cualquiera podría imaginar.  Va más allá de "meter las manos en la boca de alguien", es en realidad casi un arte, se trata de restaurar en la mayoría de los casos, de prolongar la vida.  Claro, el paciente simplemente lo percibe como que "se le quitó el dolor".

Usualmente suelo abrir un espacio en este blog para ensalzar la labor de aquellos que son anónimos, los que venden dulces en la calle, los que lustran zapatos (limpiabotas), las madres de familia que desde temprano se levantan a realizar los quehaceres y a mencionar a todas las personas que no tienen voz.

Pero hoy, sin ningún ánimo ni interés particular, quiero felicitar el trabajo de los dentistas (los buenos, por supuesto), que se dedican a hacer aquello que la mayoría no entendemos (ni modo, porque no nos dedicamos a eso.  Razón por la cual ellos cobran altas cantidades, que se relacionan con "quitar" el dolor infernal y el costo de los materiales que utilizan.  Por cierto, el dentista sabe de lo suyo, pero poco sabrá de lo que sabe un abogado o un arquitecto, todas las profesiones son dignas) y que simplemente agradecemos aún sin saber todo el oficio que se necesita para llevar a cabo tal profesión.

No comprendo bien qué me han hecho en la que era mi muela, jaja.  Pero estoy seguro que ya no me duele y que además, ahora puedo masticar seguro.

Pulpa, dentina, periodontal, obturación, conducto, pasta de Walkoff, pasta de Maisto, cemento, base de resina plástica, gutapercha, son palabras que he escuchado últimamente.

Me quemaron las puntas de las dichosas gutaperchas, así que por primera vez sentí qué era algo parecido a fumar.  Sentí el olor a hueso quemado que se siente cuando te evalúan, me sacó saliva con una especie de cánula, me sopló aire como si fuera gracia, jaja.  En fin, disfruté la experiencia dental, no lo puedo negar. Así trato de disfrutar cada día, cada minuto, de reírme de la vida, de aprender y sobre todo utilizando el salvoconducto de reírme de mí mismo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por tu comentario