viernes, 16 de abril de 2010

TE ODIO

Decidí decirte cuánto te odio, por qué te odio y tal vez, sólo tal vez así, logremos ir ordenando sentimientos.


Te odio porque cuando te veo venir, siento una alteración estomacal inevitable, que a veces se conjuga con sudor inexplicable de manos y sonrisas nerviosas.
Te odio porque al estar frente a mí, quisiera ser indiferente, mostrarme como si estuviera delante de cualquier persona, pero no puedo. No puedo evitar sonreírte, intentar abrazarte, hablar de cualquier cosa, sólo hablar. Te odio tanto por eso, te odio tanto porque aunque he planeado toda la semana cómo actuaré, vienes tú, sonríes, te acercas y me demuestras lo maravillosa que eres y arruinas la concentración mental de varios días.


Te odio porque decididamente cuando quiero darte algún presente, un pequeño detalle, mi voz se entre corta, se aflauta o simplemente enmudezco, tiemblo y me veo como tonto. Te odio porque nunca me salen las cosas como las pleneé frente al espejo!


Te odio todavía más cuando marco tu número y en lugar de ser una simple llamada telefónica, resulta ser la llamada más larga, más nerviosa y más ridícula que tengo.

Te odio porque cuando no contestas mi día se torna gris, entristezco y me angustio.


Te odio porque cuando haces algo mal, siento que es culpa mía, por no haber estado allí o por no haberte ayudado.


Te odio porque ya no duermo bien y tengo que despertarme muy temprano para trabajar.


Te odio porque cuando llego al trabajo, hecho todo a perder cuando suena cualquier canción romántica (todas me hacen pensarte).


Te odio porque cada vez que pienso en vacaciones, sueño que tú irás en ellas, pero siempre decides no ir.


Te odio porque no puedo ver con normalidad una película romántica, porque pienso en ti.


Te odio porque cuando tengo que concentrarme en hacer tareas, escribir algún ensayo o estudiar, empiezo a recordar esos momentos especiales que hemos compartido juntos.


Te odio porque aunque podrías contestar esto, no lo harás. Y no lo harás porque te da pena que los demás se enteren de que soy yo y de que eres tú.


Te odio porque dices que te dan miedo los compromisos, cuando se trata de mí.


Te odio porque estás muy ocupada si te invito a salir, pero estás en total disposición si se trata de una salida con amigos o amigo.


Te odio porque aunque podrías ser clara y decirme de una vez por todas que no te interesa nada conmigo, no lo haces. Y cuando lo haces, tus hechos predican lo contrario.


Te odio porque tu exquisita sonrisa...no la encuentro en nadie más y siempre la busco.


Te odio porque podría tener a cualquier chica, pero yo te quiero tercamente a ti.


Te odio porque los mensajes de texto que te escribo, los hago y los borro varias veces antes de enviártelos. Te odio porque esos mensajes son los únicos que guardo en mi bandeja de salida. Te odio increíblemente porque no me los respondes, aunque me muero porque lo hagas.


Te odio porque no soporto ver tus fotografías sin recordar y analizar detalladamente ese momento (soy tu fotógrafo no oficial, porque soy tu fan oficial número uno).


Te odio porque después de haber hablado contigo no puedo dejar de pensar en qué cosa quisiste decir con tal o cual palabra, cuando en realidad sólo hablaste por hablar, fue una charla cualquiera, casual.


Te odio porque el tiempo que te sobra para darme, es el tiempo que más vale para mí.


Te odio porque quisiera que no supieras que cualquier cosa que me pidas, la haré.


Por si eso fuera poco, me odio porque cada vez que me digo "ya no le hablaré más", vuelvo a caer.


Me odio porque no soy capaz de no pensarte una semana completa; rompes mi vida disciplinada.


Me odio tanto por esa incapacidad de ni siquiera poder odiarte.

Sabes?, me gustaría que la cosa fuera diferente.

Amaría poder verte y no sentir un sobresalto en el estómago.

Amaría poder no llamarte y estar tranquilo.

Te odio porque no puedo siquiera conseguir odiarte. Te odio porque te amo todos los días y no hay remedio.

Te odio porque duermo, amanezco y vuelvo a dormir pensando en ti.

Te odio porque justo en este momento, quisiera no estar escribiendo esto.

Te odio porque sé que sonreirás al leerme y sabrás que más que odiarte, te amo.

Te odio porque, a lo mejor, tal vez, quizás, no sé, algún día, tú me ames y para ese entonces, te habré ahorrado el sufrimiento de no ser correspondida.

Te odio porque sé que mi amor, mi odio o mi indiferencia, te dan lo mismo, igual tú no sientes nada.

Post data. Te amo.

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