Sonrió exquisitamente, como sólo ella lo sabe hacer.
"Sabes que sí, aunque seas peleonero", respondió.
Sonreí, con cara de cómplice, como quien no quiere la cosa.
Le dije "no soy peleonero, sólo cuido lo mío"; sin pensarlo preguntó entre risas "¿y qué es tuyo?"
- vos - afirmé con voz firme - sos mía, ya deberías irte acostumbrando.
Ambos reímos.
Mis queridos. Tal vez te gusta alguien y no te corresponde. Ese es el denominador común de quienes leen este espacio.
Disfruta los momentos que puedas compartir con esa persona, exprime lo mejor de ellos. Quizás no tengas la gracia de ser correspondido o correspondida, o tal vez sí, pero al fin y al cabo lo más importante es disfrutar, es apreciar esos momentos, esos instantes que marcan las vidas, eso es lo que verdaderamente importa.
Estoy feliz. Que Dios nos bendiga.
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